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La Comunidad encarece las actividades al aire libre para jovenes

Antonio Jiménez Barca

Hace dos años, pasar dos días sobre una bicicleta por el monte siguiendo planes de la Comunidad de Madrid, pernoctando en un refúgio, costaba 2.500 pesetas; ahora, dormir dos noches en un albergue de juventud y hacer cicloturismo (también siguiendo actividades de la Comunidad de Madrid), no baja de las 5.000. La Dirección General de la Juventud del Gobierno regional presentó ayer sus planes de actividades al aire libre. Hay una clave: privatización. En la mayoría de los casos, la Comunidad actuará de mero intermediario entre el joven y la empresa particular.

Los ocho albergues y siete refugios regentados por la Comunídad de Madrid presentan desde ya mismo actividades al aire libre. Senderismo (andar por el monte solo o acompañado de un guía), cicloturismo, piragüismo o turismo ecuestre son cosas que ya figuran en los folletos y que los habituales de los albergues pueden empezar a practicar. Eso sí: gastándose más dinero que hace dos años. En 1994, último año en que se organizaron planes durante todas las estaciones del año, existían programas específicos que abarataban las salidas de los jóvenes al campo.En el plan de 1996, presentado ayer por el director general de Juventud, Asís Timermans, lo que se: pretende es que tanto el albergue como el refugio sirvan como mediadores entre las personas interesadas en las actividades y las empresas de la zona capaces de procurarlas. Un ejerriplo: un albergue que ofrezca senderismo se ocupa de localizar al guía, de controlar su eficacia, de abaratar un tanto el precio de la actividad debido a la ciantidad de clientes que procura a la empresa y de getionar las plazas.Sin gasto público

El precio del guía, que puede oscilar entre las cuatro y las seis mil pesetas, corre a cargo del grupo de usuarios. La Comunidad no gana nada, pero no se gasta mucho tampoco. De hecho, el presupuesto total de este plan que pretende dinamizar los albergues y refugios le cuesta a la Comunidad de Madrid cinco millones de pesetas, según Ranión Yuste, de la sección de Infraestructuras y actividades de la Dirección de Juventud. En mantener los albergues y refugios en buenas condiciones, algo más: unos cien millones, también según datos de Yuste. Esto quiere decir que el gobierno regional no gasta en la actividad. La única rebaja que consigue el usuario es la que el Ejecutivo ha conseguido después de tratar con la empresa privada.

Antes, en concreto hace dos años, los jóvenes podían optar a cursos o actividades concretos que incluían, durante dos días, por alrededor de 3.000 pesetas, el alojamiento, la comida y el deporte elegido.

Eso ahora ha desaparecido. Ya sólo dormir y comer en un albergue cuesta, a un menor de 26 años, unas 2.000 pesetas por noche. El precio de la actividad se añade a lo que se abona por alojarse en el albergue. De hecho, la única rebaja que obtiene un joven es que le sale más barato dormir en un albergue debido a su edad y a las reglas de la Asociación Internacional de Alberguistas.

Las actividades que ofrecen los albergues y los refugios de la Comunidad de Madrid pasan por la oferta y la demanda: "Se han buscado las posibilidades de cada zona; y las empresas o grupos capaces de generar actividades. Y luego, la demanda será la que decida. No vamos a mantener una actividad que no sea solicitada. No tenemos ningún compromiso con la empresa privada que lleva la actividad", manifestó Yuste. "Nuestra labor también consiste en vigilar a las empresas para que ofrezcan lo. que prometan. Si un guía de cicloturismo deja colgado a un grupo en medio del monte, o no les atiende bien, pues es la última ruta que hace con nosotros, claro", añadió.Cuentacuentos

Entre las actividades que se ofrecen en este plan no sólo se cuentan las deportivas: también existen las culturales, tales como los cuentacuentos, talleres de diversos tipos o cursillos. En estos casos, el precio de la actividad dependerá de lo que cueste el profesor y la cantidad de gente participante.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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