No hay mas cera que la que arde
Si usted ha permanecido en coma, o simplemente ensimismado, durante las últimas horas, y está ansioso por saber qué hace el PP, yo se lo digo en unas líneas: todavía no ha soltado al PSOE, al que tiene cogido por el vídeo, que es de momento la zona más sensible de su anatomía. Por lo demás nada: como gana a los puntos, está perdiendo el tiempo para desesperación del adversario. Hombre, si uno re bobina el material acumulado con paciencia retrospectiva, encuentra cachivaches que brillan por aquí y por allá, pero por lo gene ral son bisutería. En mi desesperación por encontrar ideas, aunque fueran malas, en el candidato, he cazado una frase en la que Aznar afirma que a través de sanciones no se mejora el sistema fiscal. De momento no sabemos si su temperamento antisancionador está concentrado en el pecado económico o forma parte de su filosofía general de la vida. De ser así, tendríamos que admitir que se aleja a cien por hora de su maestro Fraga, el rey de la calle. Ya veremos.De momento se presenta en muchísimos sitios con una bufanda anudada de cualquier manera que evoca vagamente a las formas socialistas del 82. Pero como no está dispuesto a perder la moderación, debajo lleva siempre una corbata. En estas elecciones hay un cambio cualitativo respecto a las anteriores, y es que los líderes no van a los mítines con cazadoras, sino con chaqueta y corbata, como si hubieran llegado a un acuerdo en esto como en lo de no mencionar la bicha. La bufanda le da a Aznar un toque informal algo gastado, y uno, que no se fía, tiene la tentación de pensar que lleva concentrado en esa prenda todo el cambio que es capaz de concebir. Hay que ser justos: en la prenda y en su aversión sancionadora hacia los pecados crematísticos. En cualquier caso, es necesario subrayar que continúa actuando de forma muy sensata. "Lo revolucionario, ahora, es ser moderado", decían los socialistas en el 82, cuando alcanzaron el poder. Y él lo ha aprendido al pie de la letra. Por eso no dice una palabra más alta que otra, aunque repite moderadamente cifras que aúllan como lobas: este año, por ejemplo, vamos a gastar lo mismo en pensiones que en el pago de la deuda. "El problema, añade, no está en las pensiones, sino en la deuda". Esto asusta a cualquiera, claro, incluso a mí, que ignoro a cuánto podría ascender una deuda razonable. Se lo he pregundado a un amigo socialista que es al mismo tiempo informático, así que no le he entendido.Dirá usted que en qué cosas se fija uno. Es muy fácil estar en coma o ensimismado unas horas y luego quejarse de que no le cuentan lo esencial. Pero es que aquí no hay más cera que la que arde. Hombre, es verdad que el correligionario de Aznar en Alemania, Helmut Kohl, ha decidido apoyar la reelección del estremecedor Yeltsin, que tiene un temperamento muy sancionador. Pero qué quiere que le diga, yo siempre he creído que el señor Kohl se entendía mejor con monsieur González que con herr Aznar. Vaya, que es todo muy confuso, sobre todo si uno está empeñado en votar por propuestas ideológicas en lugar de guiarse por el torpe aliño indumentario. En cualquier caso, quien elija esta opción debe saber que la bufanda con la que se atavía Aznar es muy parecida a la que llevaba Solana, el de la OTAN, en aquellos años en que éramos tan pobres y tan felices. O sea, que el camino más corto entre Madrid y Valencia, en frase feliz de José Bono, es el del entendimiento. Puede usted regresar al coma. O al ensimismamiento.
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