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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reflejo fiel

LAS PRIMERAS cifras de la economía española en 1996 dejan un sabor agridulce. Por una parte, el moderado crecimiento de los precios, del 0,6%, supone que por primera vez desde hace un cuarto de siglo -salvo un descenso muy coyuntural a principios de 1988- la inflación interanual se coloca por debajo del 4%. El mes de enero es tradicionalmente inflacionista: entran las subidas anuales de muchas tarifas y parte de los gastos de Navidad. En los últimos años se había producido incrementos del 1% y superiores. Es verdad, en cualquier caso, que este año no ha habido aumento de IVA -como el año pasado-, lo que a la hora de comparar es un término fundamental.Todo apunta a que la inflación continuará descendiendo en los próximos meses, y es probable que en el primer semestre se pueda alcanzar el objetivo gubernamental de no superar, en tasa interanual, el 3,5%. Ha desaparecido el problema de la sequía y su efecto devastador sobre los precios de los alimentos, y todo parece indicar que los salarios seguirán en el tono de moderación de los dos últimos años, por lo que no cabe esperar que el consumo vaya a tirar con fuerza.

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La inflación baja del 4% por primera vez desde 1969, pero el paro se dispara

En la parte amarga aparece el mal dato del paro. Al igual que en los principales países europeos, el desempleo ha aumentado bastante en enero, con 45.000 parados más que a fin de año. La cifra es desalentadora en comparación con la cifra (29.000) de enero de 1995. El aumento se extiende a todos los sectores productivos y a la práctica totalidad de las comunidades autónomas, con la única excepción de Baleares. El mal tiempo ha tenido una influencia considerable en la construcción (ha pasado de 127 hace un ano a más de 8.000 ahora), aunque también la industria ha registrado cifras preocupantes. Tras la reducción registrada en diciembre pasado, el número de parados se sitúa ahora en 2.421.863 personas, con una tasa del 15,42% respecto a la población activa.

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La combinación de ambos parámetros refleja bien la situación actual de una economía cuyo crecimiento es equilibrado pero se ve frenado por la debilidad del consumo. La precariedad de los contratos, la moderación de los aumentos salariales y las dudas sobre el sistema de pensiones retienen a las familias a la hora de consumir o endeudarse. Pero esa combinación de buena inflación y aumento del paro favorece, por otra parte, una nueva reducción de los tipos de interés que estimule la actividad sin riesgos de recalentamiento. Aunque algunos comentaristas en campaña han advertido que una rebaja ahora sería una medida electoralista en favor del Gobierno, los mercados ya la dan por descontada. De todas formas, es posible que el gobernador espere hasta después de las elecciones para evitar polémicas, y, de hecho, ayer mismo se celebraba subasta decenal y no hubo variación en el precio del dinero.

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