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Médicos y petroleros piden en Francia limitar el uso del gasóleo en las ciudades.

Un informe sanitario oficial califica de "mortal" el combustible de los motores diesel

Enric González

El gasóleo se ha convertido, de repente, en el enemigo público número uno de la salud de los franceses. El combustible de los motores diesel es calificado de "mortal" en un amplio y polémico estudio de la Sociedad Nacional de Sanidad Pública. Con un trasfondo económico, la compañía petrolera Total propone que se prohíba el uso de motores de gasóleo en las ciudades. La unanimidad de médicos y petroleros ha causado un fuerte impacto en un país como Francia, donde la mitad de los vehículos lleva motor diesel y la contaminación atmosférica es muy grave.

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El primer ataque contra el gasóleo se produjo el martes, al publicarse un estudio de la SNSP sobre los efectos de la contaminación atmosférica en la salud; La SNSP, que había desarrollado su trabajo en el programa europeo Alphea, hizo afirmaciones rotundas: la contaminación causa cada año la muerte de unas 300 personas en París y de unas 50 en Lyon. Sobre las causas de la contaminación, los técnicos de la SNSP no tenían dudas: el tráfico rodado, y muy especialmente las emisiones de los motores de gasóleo.El alarmismo con que revistió sus resultados la SNSP fue criticado por numerosos médicos. El neumólogo Michel Fournier lamentó el "sensacionalismo" del informe y señaló que, más que matar, la contaminación podía contribuir a anticipar en horas o días el fallecimiento de personas ya muy frágiles. "Las víctimas serían, en todo caso, personas que pueden ser quebradas por acontecimientos menores de la vida cotidiana, sin grandes efectos sobre un sujeto con pulmones más o menos normales", dijo Fournier. El cardiólogo Kamel Boughale afirmó a su vez que la SNSP había realizado una "maniobra estadística". con los resultados de sus investigaciones: "La relación de causa-efecto entre la contaminación y el problema cardiovascular no ha sido establecida". "La contaminación", siguió, "puede ciertamente actuar como un factor desestabilizante, pero el mayor número de infartos se produce de madrugada, cuando el afectado está en su casa y en su cama".

Con muertes o sin muertes, el fondo del informe de la SNSP concitó un consenso entre los médicos sobre la nocividad de la contaminación en las ciudades y la especial peligrosidad de las partículas de carbono con hidrocarburos arrojadas al aire por los motores diesel. Según la SNSP, los dos principales contaminantes del aire de las ciudades eran los dióxidos de azufre y las partículas, y ambos eran emitidos sobre todo por los motores diesel.

Total apoya la prohibición

Los ataques contra el gasóleo se redondearon con la intervención de Paul Vettier, director de producción de la compañía petrolera Total. Según Vettier, que hablaba en nombre de la compañía, los motores de gasóleo deberían ser prohibidos en los núcleos urbanos. "El diesel es para la carretera, no para la ciudad", dijo el portavoz de Total, antes de recordar que "el motor diesel emite tres veces más óxidos de nitrógeno que el motor de gasolina, y 14 veces más en cuanto a partículas de efecto cancerígeno".

Vettier apoyó sus declaraciones en los resultados obtenidos por otro programa europeo de investigación, el llamado Auto Oil. En la intervención de Total había, sin embargo, un trasfondo económico. La producción de gasóleo es poco rentable en Francia, dado el altísimo consumo automovilístico. La aparente paradoja se debe a que las refinerías francesas se reconvirtieron desde 1989 para la producción masiva de gasolina sin plomo, el combustible limpio preconizado por la Unión Europea, y fueron pilladas a contrapié por el giro de las ayudas fiscales hacia el gasóleo. Hay sobreproducción de gasolina y, en cambio, hace falta importar gasóleo.

No automovilístico

Pero la industria automovilística francesa, gran: parte de cuyo éxito se debe a los motores diesel, no está de acuerdo con los médicos y los petroleros. "El gasóleo no contamina más que la gasolina, contamina de una manera distinta", afirmó Jean-Marc Lepeu, de Renault. "Lo que ocurre", siguió, "es que las soluciones técnicas para hacer limpios los motores diesel son más complicadas. En los próximos años, los progresos tecnológicos, permitirán reducir significativamente las emisiones de la combustión del gasóleo".

Mientras tanto, los ayuntamientos de las grandes ciudades muestran un balance muy desigual en su lucha contra la contaminación. Mientras algunas ciudades apuestan por transportes públicos limpios como el tranvía (Estrasburgo y Nantes) o proyectan utilizar autobuses de gas natural (Poitiers), París se limita a medidas de escaparate como la creación de carriles-bici.

Los autobuses parisinos son, precisamente, una de las más graves fuentes de contaminación urbana, según el estudio de la SNSP.

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