_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Verde es la duda

Cuando el sol cae y se echa por encima la sábana del océano, lo último que nos envía en directo es, el famoso rayo verde. Un glauco destello, hermosísimo y Fugaz, que según antiguas creencias concede la clarividencia a quien lo contempla. Así parece estar apagándose también el PSOE, tal vez sólo González. El caso es que han lanzado un chisporroteo de ecológicas promesas que tal vez concedan algo de sosiego a la noche en la que se adentran. Con todo, seguirá sin entenderse que los Gobiernos pasados hayan despilfarrado nuestro tiempo y nuestro espacio sin darle alguna oportunidad firme a un futuro no desmantelable por el próximo presente. Salimos de un periodo en el que sólo Cristina Narbona y parte de su equipo, contra asfalto, y cemento, han logrado la más coherente aproximación a la seriedad en las propuestas de gestión ambiental, que luego tan parcamente, tan descuidadamente, han sido llevadas a la ejecución por las comunidades autónomas y olvidadas por las nueve décimas partes de su propio ministerio y ministro.

El caso es que nos hemos quedado entre perplejos y expectantes cuando ha saltado a la opinión que una de las ideas-fuerza de la campaña electoral socialista sea precisamente la protección de la naturaleza. Aunque cabe pensar que en ello no hay mucho más que un gesto estético en la despedida, el citado destello precrepuscular, dadas las siete mil oportunidades perdidas en los 13 últimos años.

Ahora lo tenemos todo preñado de promesas. Unas pocas se refieren a lo más común, es decir, a lo que permite vivir sin distingos, a todos y al derredor. Lástima que todavía no se entienda ni se actúe en el sentido de que lo ecológico es lo que conecta todo con todo. Que es lenguaje, un modo de aproximarnos a la comunicación. Que lo impregna y explica todo. Aun así, con ser todavía un género menor, lo ambiental resulta cada día más atractivo en la oferta electoral. Incluso que se esgriman -repasemos anteriores convocatorias- las mejoras en política ecológica como uno de los lados más diferenciadores de los programas, anima a pesar de su corta relevancia. Luego casi todos se despeñan por el precipicio de la indiferencia. Pero dentro del ramo de pinceladas verdes con que suelen obsequiamos en estos días tampoco escasean, como no lo hicieron en el 82, las promesas de los aspirantes al título. Hasta se atreven con un lema que conviene ayudar a comprender. Me refiero a "lo verde es popular". Ojalá, pero no por lo hasta ahora exhibido y acreditado. Poco avalan los antecedentes a esta publicidad. Cuesta creer que. un partido que ha hecho desaparecer las consejerías de medio ambiente -es decir, los ministerios autonómicos- de varias regiones donde alcanzó el poder recientemente; vaya a crear ese superorganismo a escala estatal. Cuesta creer que los oponentes a algunos parques nacionales de reciente creación, hagan mucho por la naturaleza. Cuesta más aún imaginar siquiera que los que detestan la ley de aguas o de costas, las más progresistas y ambientales que existen, vayan a respetar los frágiles ambientes lagunares y costeros, a frenar el desbocado urbanismo o el consumo de agua. Poco dice la reciente decisión de Ruiz-Gallardón de bajar el precio del agua a los máximos consumidores de la misma. Acto. injusto, para lo popular y para lo natural. Y así.

Es más, nada menos cercano al hiperliberalismo que viene que lo verde. Porque si en tan desmayado color hay que situar al pensamiento ecológico, recordemos, como resumen, que éste es una colección de propuesta! que pretenden incluir a todo lo viviente, sin horizontes nacionales ni temporales. Que dé oportunidades a todo y a todos. Es un mirar y sentir panorámico, descentrado, no competitivo, centrífugo, solidario y pacifista. Lo único y lo último que cuestiona un modelo, por completo triunfante, que se basa en la exclusión de lo más vasto y precisamente de lo más popular. Por eso no es de recibo el acuñado lema de los centristas conversos. Aquí y ahora lo único realmente verde son las dudas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_