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Brillante clausura con Lorin Maazel

XII FESTIVAL DE CANARIASCon los conciertos de la Sinfónica de Pittsburgo dirigida por Lorin Maazel terminó la duodécima edición del Festival de Canarias. A lo largo de casi un mes se celebró una veintena de conciertos en Las Palmas y otra en Tenerife; un total de 18 tuvieron lugar en las islas de La Palma, El Hierro, La Gomera, Fuerteventura y Lanzarote. En las capitales predominó la música sin fónica con 13 programas pues, sin duda, el público sigue las actuaciones orquestales con un interés y una pasión sólo comparables a los que reserva para la ópera. Tres so listas de categoría protagonizaron importantes recitales: la liederista Anne Sofie von Otter y los pianistas Nikolai Luganski y Emmanuel Ax, mientras Franz Brüggen des plegaba en la práctica sus teorías interpretativas de los clásicos con su orquesta El Siglo de las Luces. El cincuentenario de la muerte de Manuel de Falla ha sido con memorado a primer nivel con el Concierto para clave, El sombrero de tres picos y una prodigiosa ver sión de La vida breve, con Víctor Pablo Pérez y María Orán de figu ras centrales. A juicio de la mayoría, esta jornada de la orquesta tinerfeña y el recital de la Von Otter podrían marcar puntos culminan tes del festival, lo que significa mucho cuando han desfilado la Ton halle de Zúrich con Georg Solti, la Sinfónica de Londres con Colin Davis, la Radio Finlandesa con Jukka-Pekka Saraste, la Radio de Turín con Inbal, la Orquesta de Cadaqués con Marriner, la Filarmónica de Gran Canaria con Lea per y la de Tenerife con Víctor Pablo Pérez. Y para final, Maazel. y la excelente formación pittsburguesa..Interpretación preciosista

Junto a una versión de la Cuarta sinfonía de Chaikovski, muy bien realizada y obediente a un criterio personal que a veces lima lo patético y en ocasiones parece exagerarlo, tuvimos una. esplendorosa interpretación del Concierto para orquesta, de Béla Bartok; analítica hasta en los últimos detalles, preciosista en el sonido y la ejecución y un poco distanciada en el patético primer tiempo y en la lírica exaltación de la Elegía, mereció larguísimos aplausos.

Entre la Sinfonía número 2 de Sibelius y las Variaciones de Morton Gould, Maazel expuso la Italiana de Mendelssohn en el concierto de clausura. Lorin Maazel evidenció, una vez más, sus dones fuera de serie y su imaginación fuerte y variable, discutible por momentos pero en todo caso digna de la admiración y el éxito renovado ahora en el teatro Pérez Galdós. Capítulo importantísimo del 12º festival ha sido el estreno de Clamores y alegrías, encargo del festival al vigués Enrique Macías que adquirió valor dramático por la reciente muerte del compositor, a los 37 años de edad, el pasado 4 de noviembre. Queda para la próxima edición otro encargo significativo que no llegó a punto para la presente: el encomendado a Iannis Xenakis, una de las más fuertes personalidades de la música de nuestro tiempo.

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