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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Días de gloria en la Orquesta Nacional

La ilusión viaja en tranvía, titulé Luis Buñuel una de las películas de su periodo mexicano. La ilusión ha vuelto a aparecer, al menos durante dos semanas, en los ciclos de la Orquesta Nacional de España. Un viejo sabio de la batuta, el alemán Kurt Sanderling -83 años, los mismos que Celibidache y Solti-, ha sacado a flote sentimientos aparcados, pero no olvidados, de una orquesta tan denostada como compleja.La versión de la Segunda de Brahms la semana pasada fue memorable, y el programa de este fin de semana en el Auditorio Nacional, con Shostakovich (espléndido el violonchelista M. Sanderling) y Chaikovski se sitúa en niveles auténticamente sensacionales de realización. ¿Era previsible este milagro? ¿O era lógico?

Orquesta Nacional de España

Director: Kurt Sanderling. Concierto para violonchelo número 2 de Shostakovich (Michael Sanderling) y Cuarta sinfonía de Chaikovski. Auditorio Nacional, 2 de febrero.

No vamos, por supuesto, a descubrir a Kurt Sanderling a estas alturas. Director a la antigua usanza, Sanderling construye un sonido denso y compacto sin por ello renunciar al lado cantabile de las melodías. En su facultad arquitectónica equilibra magistralmente las diferentes familias sonoras para que el discurso musical fluya con naturalidad y poesía.

La tensión musical, la sensación de que la música nace en cada frase es, en Sanderling, determinante de un estilo. Un estilo majestuoso, sí, pero sobre todo atento al corazón de unas. partituras que con él alcanza una transparencia idiomática tan sensible como profundamente articulada.

Magnetismo

Sanderling galvanizó a la Orquesta Nacional de España (ONE). El magnetismo de un director radica en gran parte en su dominio de lo que está haciendo, pero también en su capacidad de transmitirlo. Sanderling comunica sus ideas con sencillez, sin falsas retóricas.

La ONE no dejó pasar la oportunidad de demostrar que sus carencias no son exclusivamente imputables a sus músicos sino que también proceden de unas políticas de dirección raramente en consonancia con lo que el grupo necesita. Esta vez la respuesta de la ONE no ha venido de huelgas o convenios conflictivos, sino con un argumento mucho más contundente: "Así podemos tocar si se nos dirige bien".

Y, la verdad, tocaron maravillosamente, y el público se encendió de entusiasmo como en otros tiempos. Y volvieron los bravos, las aclamaciones y los comentarios elogiosos en los corrillos. Días de gloria. Pero, ¿cuánto habrá que esperar para que se repitan? 0, dicho de otra forma, ¿cuándo volverá a pasar el tranvía de la ilusión?

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