La Comisión Europea propugna presupuestos sin déficit para los países que accedan al euro
Y la nave va. Cuando aún queman los rescoldos de la última polémica sobre la flexibilización del calendario y criterios para implantar la moneda única, los técnicos dan un paso adelante hacia el día después. Los servicios de la Comisión Europea -aunque ésta no se ha definido- se suman al "Pacto de estabilidad propugnado-por Alemania para los países que accedan al curo en la primera fase. Los eurócratas son cada vez más exigentes, -propugnan déficit cero- y más suaves -recelan de las sanciones- que lo que postula el ministro alemán de Finanzas, Theo Waigel.
La polémica está en plena ebullición. La digestión de los, viejos criterios de Maastricht se solapa con las primeras escaramuzas sobre otros dos debates que de ben encauzarse este semestre: las relaciones entre los países de la Unión Europea (UE) que accedan en la primera oleada a la moneda única (los in) y los que se queden fuera; y la conducta presupuestaria a mantener por los in una vez iniciada la tercera fase de la unión monetaria. Este último es el más antiguo de los dos. Lo abrió Waigel el pasado septiembre. Su objetivo era garantizar la política de austeridad presupuestaria también para. después del euro. Su propuesta llenaba un hueco, porque el Tratado de la Unión especifica qué condiciones deben cumplir los Estados miembros para acceder a la moneda única, pero no dice nada taxativo sobre el día después.Y los alemanes tiemblan ante la hipótesis de que algunos se cuelen y relajen acto seguido su adorada estabilidad. En síntesis, Waigel proponía un "pacto de estabilidad" de los países in con los siguientes compromisos: no superar en ningún caso el techo del 3% sobre el PIB para el déficit presupuestario; establecer un techo del 1% para los años de vacas gordas, disponiendo así de un margen de dos puntos para que el ajuste entre años de crecimiento y años de recesión permitan cumplir ese 3%; y acordar sanciones automáticas para los que no cumplan, que ascenderían primero a un depósito de un 0,25% del PIB y al cabo de dos años a una multa propiamente dicha.
La Comisión aplaude esta filosofía en un documento al que ha tenido acceso este periódico, pero plantea algunas enmiendas, por defecto y, por exceso. Por defecto, considera que Waigel se queda corto en su propuesta de alcanzar un déficit del 1% en años de bonanza. Su tesis es que el objetivo debe ser más ambicioso, el total equilibrio presupuestario, un déficit igual a cero.
Lo argumenta políticamente: "Cuatro países, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Reino Unido ya han introducido en sus programas de convergencia el objetivo de eliminar el déficit o caminar hacia el superávit". Lo sostiene técnicamente: "Se necesita abrir espacio [en las cifras del componente cíclico del déficit] para enfrentarse a la evolución demográfica [porque] en el pasado ha habido bastantes periodos en que el margen de maniobra requerido ha sido superior a dos puntos del PIB", sostiene el informe. Y calcula que entre 1980 y 1984 la necesidad de un margen superior a dos puntos se ha producido tres veces.
Por su parte la Comisión Europea ha realizado ahorros importantes en la ejecución del presupuesto comunitario de 1995 de cerca de 320.00 millones de pesetas. El presidente Jacques Santer anunció ayer que la liberación de recursos fue posible por la vigilancia del Ejecutivo y serán destinados a varios fines y entre ellos a la creación de empleo. Se dedicarán unos 160.000 millones de pesetas a la cofinanciación de grandes redes transeuropeas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.