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Robert Crumb vuelve a la legalidad en el Reino Unido

Un tribunal de Uxbridge, al este de Londres, puso punto final el martes a la batalla mantenida por los aduaneros británicos contra Robert Crumb, uno de los dibujantes norteamericanos de culto, al declarar que sus cómics no merecen el calificativo de "obscenos". La decisión judicial viene a restablecer la tregua obtenida por los editores británicos en 1988 para importar la obra del genial creador de Fritz el Gato y Mister Natural, que vive retirado en el sur de Francia. La obra que había desatado las iras de los funcionarios, una especie de autobiografía sentimental de Crumb titulada My troubles with women (Mis líos con las mujeres), contiene dos viñetas sumamente explícitas en las que las mujeres de sus sueños le practican una fellatio.Las dificultades de Crumb en el Reino Unido coincidieron con el momento de mayor popularidad del dibujante, cuando se exhibía en las carteleras de los cines del país la película de Terry Zwigoff Crumb, con enorme éxito de crítica y de taquilla. El filme pasa revista a la difícil personalidad del dibujante, su complicada familia, su misantropía y su indiferencia hacia el mundo exterior, pero también contiene el testimonio elogioso de los críticos de arte.

Críticas

Su visión del mundo, sin la más mínima concesión a lo políticamente correcto y su feroz representación del universo femenino, convirtieron a Crumb en objeto de las críticas del movimiento feminista norteamericano, entre otros.Las cosas habían sido difíciles, para Carol y Tony Bennet, dueños de la editorial Knockabout Comics, desde que en 1975 iniciaron la aventura de importar la obra de autores del underground norteamericano. Los libros de cómics para adultos quedaban a merced de la tolerancia de los funcionarios con los consiguientes altibajos en el negocio. En 1988, los importadores consiguieron convencer a las autoridades de Aduanas de que el material que observaban con lupa era "arte y no pornografía". A partir de ese momento las cosas funcionaron más o menos bien hasta que, el año pasado, la inusualmente explícita serie de viñetas de Mis líos con las mujeres acabó con el temporal consenso. Ahora, el veredicto judicial restituye a Robert Crumb su reputación de artista, aunque el departamento de Aduanas medita la posibilidad de recurrir la sentencia.

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