La fecha y los criterios fijados para la unión monetaria dividen al Gobierno francés
Maastricht divide de nuevo al Gobierno francés. El primer ministro, Alain Juppé,tuvo ayer que llamar al orden a su ministro de Asuntos Exteriores, Hervé de Charette,después de que éste enfureciera al Gobierno alemán con unas declaraciones sobre la conveniencia de relajar los criterios de Maastricht. Otro ministro, el de Industria, criticó también los criterios de convergencia para launión monetaria. Los grandes empresarios franceses expresan, por su parte, dudas crecientes sobre la viabilidad de los plazos y condiciones establecidos en Maastricht y ratificados en Madrid.
Hervé de Charette, viejo lugarteniente de Valéry Giscard d'Estaing, se adhirió ayer por la mañana a la opinión expresada el día antes por, su patrón político. El jefe de la diplomacia francesa señaló que valía la pena "examinar", la propuesta de Giscard sobre una relajación de los criterios de convergencia (sobre todo el endeudamiento y el déficit presupuestario) para que pudiera cumplirse la fecha prevista, enero de 1999, para la unión monetaria. Las palabras del ministro de Exteriores francés causaron una inmediata reacción de la diplomacia de Bonn, ya molesta por las declaraciones efectuadas días atrás por el presidente de la Asamblea Nacional, Philippe Séguin, quien calificó de "estupidez histórica" el Tratado de Maastricht. El ministro de Exteriores alemán, Klaus Kinkel, emitió un comunicado en el que descartaba tajantemente toda posibilidad de relajar criterios o retrasar fechas.El primer ministro francés, Alain Juppé,se apresuró a calmar a los alemanes. Juppé desautorizó a su ministro de Exteriores y proclamó que Francia respetaría lo acordado en Maastricht. "La línea está trazada", afirmó. Casi simultáneamente, un portavoz del Quai d'Orsay matizó las palabras de Hervé de Charette y comentó que las declaraciones anteriores habían sido "sacadas de contexto". "Serán respetados la fecha y los criterios para la unión monetária", dijo. El mismo mensaje fue lanzado por el ministro de Finanzas, Jean Arthuis, aunque el consumo volviera a bajar en un 1,1 % en diciembre, según datos conocidos ayer, ratificando el estancamiento de la economía francesa.Pese a, la intervención` de Juppé, surgió una nueva voz discordante, la del ministro de Industria, Correos 3, Telecomunicaciones, Frank Borotra. "Entre empleo y criterios de convergencia, yo elegiría inmediatamente el empleo", afirmó Borotra ante los aplausos de un grupo de empresarios..El empresariado francés es cada vez más reticente ante el calendario para la unión moentaria establecido en Maascht y ratificado en Madrid el pasado mes de diciembre. Pierre Dauzier, presidente de Havas, quinto grupo mundial de comunicación, y amigo personal de Jacques Chirac, se declaró ayer favorable a retrasar la fecha de creación del euro. Dauzier señaló que la política restrictiva impuesta por los plazos de Maastricht podía crear una recesión. "Se nos dice que si la moneda única no se hace en 1999, no se hará nunca, y que eso pondrá en peligro la construcción europea. Ese argumento", explicó el empresario, "me parece un. poco abrupto. ¿Quién se preguntará en 2080 si la moneda única fue instaurada en 1999 o en 2003?". El pasado lunes fue Marc Viénot, presidente de Société Générale, el mayor banco privado de Francia, quien pidió una "inmediata renegociación" del Tratado de Maastricht y un retraso en los plazos previstos para la unión monetaria, ya que el estanca minuto de la actividad económica hacía casi imposible que Francia pudiera cumplir los criterios establecidos cuatro años atrás. Viénot, europeísta y partidario de la. moneda única, afirmó que el Tratado de Maastricht estaba obligando a la mayoría de los paises a aplicar "políticas deflacionistas" que podrían causar "efectos insoportables".El presidente de Peugeot-Citroën y de la patronal automoviIística europea, Jacques Calvet, calificó a su vez de "obsoleto" el Tratado de Maastricht. El presidente de la Confederación Nacional de Patronos Franceses, Jean Gandois, también ha expresado varias veces su "preocupación" ante los "efectos recesivos" del camino trazado para la unión monetaria. El influyente diario Le Monde publicó en la portada del martes un artículo de su corresponsal económico, en el que se decía que "pese al optimismo de fachada exhibido por los responsables de Bruselas, ya nadie -en los medios económicos, financieros y políticos europeos- cree en el camino trazado en Maastricht y Madrid".
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