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ELECCIONES PALESTINAS

Todos pendientes de la participación

Xavier Vidal-Folch

ENVIADO ESPECIALUna participación en torno al 70% del millón largo de electores dará un espaldarazo al protoestado palestino y a quien lo encabece (Yasir Arafat, según todos los sondeos). Si sólo ronda el 50% les llevará a la catástrofe, habrán ganado los abstencionistas, los radicales contrarios al actual proceso de paz con Israel. "Nos sorprendería que se superase el 50%, pese a las predicciones oficiales del 70% o el 75%", sintetiza uno de ellos, Mohamed Jadallah, del Frente Democrático de Nayef Hawatmeh.

El índice de participación es hoy la clave. Siete mil maestros, con la ayuda de Bruselas, hicieron "extremadamente bien" el censo de electores, indican los coordinadores de la célula de vigilancia de la Unión Europea (UE), que coordina a 300 observadores propios y 390 de otros países, incluido Egipto. Recorrieron los territorios "hogar por hogar", tres veces. Los abstencionistas aconsejaron inscribirse. Por este lado no habrá problemas.

Los hubo por culpa de los retrasos en promulgar la ley electoral; por el recorte de una campaña de 22 a sólo 14 días, en perjuicio de los partidos pequeños y los independientes; por la súbita ampliación de los escaños del Parlamento (de 82 a 88) y su arbitraria asignación por distritos. Algún retraso se debió a urgencias políticas. El de la ley electoral se justificó "porque Arafat quiso consensuar sus detalles con las demás fuerzas y convencer a los islamistas de Hamás de que participasen", explica el portavoz de la célula electoral de la UE, lan Blackley.

Pero esos buenos propósitos mellaban la credibilidad de la convocatoria, creaban "confusión e incertidumbre", y revelaban "un arbitrario uso del poder para rediseñar la arquitectura electoral". Con este plante en un manifiesto público titulado ¡Ya está bien!, el jefe de la célula, Carl Lidbom, estiró las orejas del rais el 1 de enero y volvió a enderezar las cosas.

Los problemas, desde entonces, no vienen de las torpezas de Arafat, sus detenciones arbitrarias y coacciones a periodistas locales, sino de amenazas como las lanzadas contra el catedrático y dirigente del Frente Popular, George Habache Riad Malki, quien, contra la mayoría del partido quiso concurrir. "Por unos días temí por mi vida", confiesa. O de la actitud de las ultrasionistas juventudes del Likud, amenazando a los palestinos de Jerusalén con perder el pasaporte israelí si votan.

La credibilidad del proceso se asienta en el control europeo y en que los radicales no lo han boicoteado. Pudieron concurrir. Como dice el líder de Jerusalén y ex jefe de la delegación en la conferencia de Madrid, Faisal Husseini, "ni un solo candidato ni un solo partido han sido rechazados". "El proceso ha sido más abierto y más limpio que en Suráfrica, tampoco Mandela era culpable de su popularidad", sentencia el delegado de los Quince en Ramala, Tomás Duplá.

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