Nieve y votos en Palestina
El clima relega por un día el debate en vísperas de las elecciones
Como nadie ayer en Palestina o Israel parecía recordar cuando había caído tanta nieve, los boletines de radio abrieron todas sus ediciones con espectaculares estadísticas meteorológicas. A 72 horas de las elecciones palestinas, el tema entre palestinos e israelíes era todo menos político. Pasaba directamente a las sorpresas del tiempo. "¡Vaya nevada!". En Ramala, la ciudad cisjordana próxima a Jerusalén que será la capital administrativa del protoestado palestino de Yasir Arafat, la cantidad de nieve dejó a la mayoría de sus habitantes boquiabiertos.Menos a Samiha Jalil, una dulce abuelita de 73 años y la única persona que está resuelta a dar batalla electoral a Arafat en las presidenciales. "No tengo nada contra él, pero no estoy de acuerdo con él", dijo la señora Jalil. Iba a continuar con su discurso pero su secretaria irrumpió en el pintoresco y helado despacho para informarle a la jefa del más asombroso acontecimiento de estos días: "¡Está nevando, está nevando!". Abrió las persianas y contagió el pasmo. "Le iba diciendo", prosiguió rápidamente Jalil en el prólogo de un largo recital contra Arafat, "que el pacto de paz entre la OLP e Israel no sirve porque los palestinos siguen viviendo bajo la ocupación, nadie ha resuelto el problema de los millones de refugiados de Palestina y nadie sabe qué es lo que. va a pasar con la cuestión de Jerusalén". Y meneaba vigorosamente su taza de té.
Jalil es viuda y al mismo tiempo la principal benefactora de los pobres de Ramala y de la ignorada (por diminuta) Liga de Mujeres Árabes, No tiene ninguna oportunidad frente a Arafát, pero la gente le oye, y no por su excentricidad. Edward Said, el intelectual palestino cuyo prestigio internacional no sólo reside en el hecho de que enseña en la Universidad Columbia de Nueva York, y cuyas palabras irritan a Arafat, confesaba a este diario que votaría por Jalil porque pone los puntos sobre las íes. "Nuestras fronteras no están definidas. Tenemos un montón de refugiados. De lo de Jerusalén no se sabe nada", agregó la cándidata. "Ir de Gaza a Cisjordania es un peligro y un perjuicio", apuntó refiriéndose a las fuertes restricciones que Israel todavía impone a las libertades de movimiento de los palestinos supuestamente autónomos. Viajar a la escuela puede ser viajar a la cárcel si no se tiene el permiso adecuado.
Arafat permaneció ayer firme en su postura de no hacer campaña electoral y, en su despacho de Gaza, discutía con un equipo técnico sobre cuándo sería oportuno abrir el puerto de la franja. Proyectos de desarrollo económico. Lo que les gusta escuchar a los burgueses palestinos. Entre la señora Jalil y el próximo beneficiario de las elecciones, Arafat, no será roto el hilo del diálogo, como ha ocurrido con los islamistas radicales y la izquierda palestina que no creen en las elecciones y las están boicoteando oficialmente. Al menos eso piensa la abuelita. "Si gano", dice, sin mover un músculo de la cara, "ofrecería trabajo a Arafat porque lo haríamos juntos. Él es el jefe, el líder de todos los palestinos".
Esa conclusión es lo que precisamente Arafat va a obtener en las elecciones de mañana, cuando poco más de un millón de palestinos acudirán a las urnas para votar por primera vez y elegir a 88 miembros del flamante Consejo Palestino, un órgano legislativo para el protoparlamento del protoestado palestino. El escaño número 89 va para el presidente Arafat.. Y como las alternativas son vagas o caducas, no hay señal visible de su impaciencia para cosechar los laureles.
Observadores, internacionales que han venido a tomar, como los palestinos, contacto con el primer experimento democrático entre los árabes de Palestina intercambiaban anoche anécdotas del inesperado temporal invernal que puede o no afectar a la concurrencia a las urnas. Un danés, uno de esos hombres que siempre tienen mucho, que decir, propuso bautizar a la jornada como "la intifada de las bolas de nieve" por los disparos de bolas de nieve que ayer se cruzaban los jóvenes e las calles de Ramala.
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