Comienza hoy el juicio contra Berlusconi por corrupción fiscal
Silvio Berlusconi podrá prestar hoy algo menos de atención a las negociaciones con la izquierda sobre el futuro de las reformas institucionales y del Gobierno. Una cita importante le llama a Milán: se abre el juicio por presunta corrupción de policías fiscales, en el que el líder de Forza Italia está convocado junto a su hermano, Paolo, y a otros nueve acusados. Berlusconi anunció anoche que asistirá a la vista de hoy, aunque sus abogados se lo habían desaconsejado porque sólo se tratarán cuestiones de procedimiento.La preocupación del ex primer ministro por este proceso está fuera de duda, hasta el punto de que la mayoría de los comentaristas lo valoran como el dato fundamental por el que el líder de, Forza Italia cambió radicalmente de táctica y dejó de pedir la convocatoria inmediata de elecciones.
El propietario de Fininvest está acusado en este caso de participar en el pago de 380 millones de liras (unos 30 millones de pesetas) a funcionarios de la Guardia de Finanzas para que suavizaran los controles, sobre empresas del grupo citado. Berlusconi sostiene que no seguía los detalles de las operaciones y nunca tuvo conocimiento de tales pagos, en el caso de que se hubieran efectuado.
Guerra total
Pero el Berlusconi político puede temer las consecuencias de un proceso que marcó el inicio de una guerra total, cuando todavía era jefe del Gobierno, con los magistrados milaneses y, en concreto, con Antonio Di Pietro. No es casual que por estos días los ataques de los medios de comunicación berlusconianos al ex fiscal hayan llegado a su apogeo. Berlusconi dijo ayer que tales informaciones de prensa demuestran que su juicio responde a un plan político de Di Pietro.El juicio de Milán, en el que son también imputados altos mandos de la policía fiscal como corruptos, no superará las cuestiones procesales hasta el próximo día 27 y se desarrollará a razón de dos o tres vistas semanales. Ello permite prever que, habida cuenta de que han' sido citados unos 200 testigos, la sentencia no llegará antes del verano.
Este calendario judicial tenía por fuerza que condicionar unos proyectos políticos abocados a las elecciones en febrero, como hasta hace semanas pidió la derecha, o en mayo, como pedía el Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Al aproximarse la dimisión de Lamberto Dini, anunciada para finales del pasado año, Berlusconi sacó la carta de que era preciso reformar la ley electoral si se quiere evitar otro Parlamento fraccionado.
Sobre esa posibilidad, que serviría de base a un acuerdo para aplazar las elecciones durante meses, el presidente de la República, Oscar Lulgi Scalfaro, comenzó a sondear ayer a los partidos. Forza Italia y el PDS, fuerza mayoritaria de un centro izquierda muy dividido, consideran posible el acuerdo. El líder de Alianza Nacional (AN) y principal aliado de Berlusconi, Gianfranco Fini pone condiciones rígidas.
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