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Los dos gallegos presuntamente cautivos simularon su secuestro, concluye la policía de Venezuela

No fue un secuestro, sino un autosecuestro. Los dos jóvenes gallegos presuntamente cautivos en Venezuela, Alejandro Ábalo Bispo, de 21 años, y José Manuel Crespo Mougán, de 23, se fugaron a Colombia el pasado día 3 con el dinero obtenido en la operación. Eso fue lo que afirmó ayer, tras una intensa búsqueda, la policía venezolana, que ha remitido el caso a la colombiana con tres números de teléfono de Bogotá a los que aquéllos llamaron.

Así acaba este capítulo de una aventura que se inició el 15 de octubre con un vuelo a Caracas, para una estancia de tres días, con el fin de hacer "algunas compras", supuestamente drogas, pero que se prolongó tres meses. Un tiempo en el que todos resultaron burlados: la policía, con el teatro montado; la familia, que pagó el rescate en España, y una novia, compuesta y sin boda."Ha sido un autosecuestro", concluyó el comisario Leonardo Díaz Paruta al constatar que los jóvenes se escaparon de sus manos. El jefe de la División contra Homicidios de la Policía Técnica Judicial (PTJ) venezolana mostró los comprobantes de los pasajes de avión con los que se desplazaron el día 3, a las seis de la mañana (hora local), de Maiquetía a San Antonio del Táchira. De esta ciudad a Colombia sólo hay un paso, el puente internacional que comunica con Cúcuta. Luego, a Bogotá.

Díaz detectó que Abalo y Crespo viajaron acompañados por Marta Cruz, aparentemente colombiana -por su acento-, que había trabajado en la peluquería Estoril, de la urbanización La Urbina, al este de Caracas, y que frecuentaba a ambos en el hotel Paseo Las Mercedes, en el que estuvieron alojados hasta el día 3 sin que dieran signos de ser objeto de extorsión alguna.

"Me habría gustado capturarlos", dijo Díaz con pesar. "Es posible que hayan inventado lo del secuestro para sacar dinero a sus familiares, en Galicia, en vista de que se les pasó el tiempo como turistas en Caracas. Después vinieron las fiestas navideñas, la rumba y las deudas y prepararon el plan con los dos presuntos raptores colombianos. Todavía no hemos demostrado su vinculación con el narcotráfico", añadió.

En sus tres meses en Venezuela, Ábalo, soltero, electricista y residente en Vilagarcía, y Crespo, casado, comerciante y vecino de la isla de Arousa, se alojaron en la residencia Taormina y del 29 de diciembre al 3 de enero en el hotel Paseo Las Mercedes, de cuatro estrellas. Según los interrogatorios a las 45 personas que les conocieron, jamás se mostraron envueltos en un secuestro. La excepción es Manuel Vázquez Castro, de 45 años, gerente de Ventas de la agencia Universo, que dice haberles dado ocho millones de bolívares (3,5 millones de pesetas) por el rescate. Su madre, Teresa Castro, de 72 años, tiene depositados ocho millones de pesetas en el banco Buen Pastor, de Arousa.

A cuerpo de rey

Los declarantes sostienen que los dos vivieron a cuerpo de rey, sin custodias ni nada sospechoso, comiendo en lujosos restaurantes, relacionándose con gente adinerada y gastando la pasta a manos llenas. Tanto que al personal del hotel Paseo Las Mercedes les dieron 30.000 bolívares (17.000 pesetas) de propina, a razón de 5.000 -el sueldo semanal de un botones- a cada uno de los seis empleados, cuando se fueron en la madrugada del día 3.Según atestiguó, tampoco la universitaria venezolana, de 24 años y de una familia acomodada, se enteró de que su novio, Ábalo, era objeto de un secuestro, pues le veía constantemente, cariñoso y enamorado, sin que revelara preocupación, ni siquiera el último día, el 2, cuando se despidió con un "hasta mañana" que no ha llegado. Sus padres declararon que su futuro yerno les pareció formal, respetuoso, responsable y con deseos de fijar su residencia en Venezuela. A tal fin, había solicitado en noviembre a su familia su partida de nacimiento y su fe de vida. El matrimonio civil estaba fijado para febrero y el eclesiástico para marzo.

La PTJ ha remitido el caso a la policía colombiana para que busque a los jóvenes. "Les he mandado la papa (patata) pelada: la pista de tres números telefónicos en Bogotá a los que llamaron desde su hotel", advirtió el comisario.

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