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Una trabajadora de una aseguradora de la Iglesia, despedida tras dar a luz

La empresa contó la baja como vacaciones

María del Prado Gil, de 30 años, tuvo una niña, Lucía, el pasado 10 de agosto. Y, según ella, pasar a ser madre ha sido la causa de que su empresa, en la que llevaba trabajando ocho años, la haya despedido de forma fulminante. Su empresa es la mutua de seguros UMAS, ligada a la Conferencia Episcopal. Sus dos últimos presidentes han sido los arzobispos de Madrid, Antonio María Rouco, ahora, y Ángel Suquía, antes. Y su principal volumen de negocio le viene dado porque su especialidad es asegurar el valioso patrimonio de la Iglesia."En ocho años nunca han tenido una queja; y ahora, no sé, debieron de pensar que la niña me iba a quitar tiempo", dice María del Prado Gil. Su jefe, Benedicto Poza, director, general de la empresa, que cuenta con 13 empleados -nueve hombres y cuatro mujeres- le contesta: "Decir que el despido ha sido por ser madre.... ¡Por Dios! Lo hay que cumplir. Nosotros la llamamos el 15 de diciembre para que se incorporara el día 18; y hasta el11 no se presentó. Cuando vino, claro, tuvimos que ser tajantes"

La base del desacuerdo estriba en cómo se ha hecho el cómputo. Para la trabajadora está claro: 16 semanas de baja de maternidad más los 20 días que le quedaban de vacaciones le llevaban al día 21 de diciembre como fecha para volver a su trabajo de oficial de segunda en el departamento de siniestros. Para la empresa, su mes de vacaciones siguió corriendo todo agosto a pesar de la maternidad.

Lo cierto es que hasta el 15 de diciembre no le llamaron para pedirle que se reincorporara a su puesto; y que, a fin de cuentas, han sido tres jornadas -18, 19 y 20 de diciembre- las decisivas para que la dirección de UMAS decidiera que María del Prado Gil debía quedarse en la calle. "Aprovecharon. para hacer fijo a un chico" apunta ella.

"¿Pero cómo la vamos a echar por ser madre? Por Dios, por Dios", repite Benedicto Poza. "Es que Prados ya era muy incumplidora. ¿Con qué? "Con los horarios".

"Ya. Y han aguantado ocho años", ataja ella. "Alguna disculpa tienen que poner. "Fíjese que han llegado a decir que me echaban porque no sabía manejar el ordenador. A estas alturas". La trabajadora ya ha puesto el asunto en manos de su abogado.

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