En defensa de los bares
La Federación Empresarial, de Cafés, Bares y Tabernas de la Comunidad de Madrid, que tengo el honor de presidir, agrupa a más de tres mil industriales del gremio de la hostelería, y que ejercen la actividad de café, bar, cervecería o taberna.En la representación que ostento, y en defensa de los intereses generales del sector, he de manifestar mi total desacuerdo y el general del gremio, con el contenido del artículo, que, bajo el título de Bares, se publicó el domingo 10 de diciembre de 1995 en el periódico EL PAÍS, con la firma de don Ricardo Cantalapiedra.
En uso del derecho de rectifiicación, y en nombre de la Federación Empresarial que represento y de sus afiliados, creo conveniente hacer las siguientes. puntualizaciones:
a) Que no es cierto que la mayoría de nuestros bares sean una cochambre. Antes al contrario, ha de destacarse el denodado esfuerzo que los industriales, generalmente modestos, del sector vienen realizando, desde hace mucho tiempo, por extremar las condiciones de salubridad e higiene de sus establecimientos.
b) Ello impone inversiones cuantiosas, a veces desproporcionadas a la realidad económica y social del negocio, para asegurar la mayor limpieza y decoro de los locales, tanto en sala como en cocina y almacenes.
c) Punto y aparte merece la consideración de los servicios en los que se ha instalado toda clase de elementos complementarios para la, mayor comodidad y conformidad de los usuarios, con colocación de toallas de un solo uso en sus diversas posibilidades, jabón líquido, secamanos automáticos de aire caliente, recipientes para el deshecho de residuos y papeles, etcétera.
d) En cualquier caso, no puede olvidarse qué dichos locales vienen a configurarse como auténticos servicios públicos que se prestan no sólo a los clientes, habituales o no, sino, en general, a la mayoría de los ciudadanos.
Es mucho el empeño de los industriales por mantener sus locales y servicios con la mayor pulcritud y decoro, pero no pueden evitar, a veces, la existencia de personas desaprensivas que ensucian, rompen y hasta se apropian de los diversos elementos de los servicios. Casos se han dado de desaparición de hasta las cisternas de los baños.
Ello no obsta al reconocimiento general del esfuerzo de los empresarios en vías de la con secución de una limpieza y decoro mayores cada día en sus locales, por lo que la comparación realizada con cubiles de reptiles, museo de mugré y cervecerías y tabernuchás de determinados países resulta no sólo inapropiada, sino también injusta y vergonzante.
No es lícito generalizar en la forma realizada por el señor Cantalapiedra (mayoría es mitad mas uno), y sí es preciso insistir en la necesidad de continuar el esfuerzo de todos los empresarios y en la educación ciudadana para que nuestros bares sean fiel reflejo de la cultura, más que milenaria, de España.- Presidente de la Federación Empresarial de Cafés, Bares y Tabernas de la Comunidad de.. Madrid.
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