Argelia: motivos para el diálogo
SEIS SEMANAS después de que Liamín Zerual fuera elegido presidente, de Argelia, en unas elecciones en las que participaron más del 74% de los electores y en las que logró el 61% de los votos, así como el apoyo y el reconocimiento de todos los partidos políticos, incluidos aquellos que las boicotearon desde la oposición democrática, Ahmed Uyahia ha sido nombrado nuevo jefe de Gobierno. Uyahia, de 43 años, ex diplomático en las Naciones Unidas y ex director del Gabinete de la Presidencia, es un hombre de diálogo. Lo demostró durante el tiempo en que fue responsable del departamento de África del Ministerio de Asuntos Exteriores e hizo de mediador entre el Gobierno de Malí y los rebeldes tuaregs para poner fin al conflicto civil, que concluyó con el Pacto Nacional rubricado por los beligerantes el 11 de abril de 1992.El nuevo primer ministro ha demostrado también su predisposición y voluntad de diálogo en su propio país, Argelia, durante el tiempo en que ejerció como jefe de gabinete del presidente Zerual y le acompañó en el largo y difícil proceso de acercamiento a los partidos políticos de la oposición, incluido el Frente Islámico de Salvación. Uyahia, que siempre ha permanecido en la sombra, salió a la luz pública el pasado mes de julio, cuando en una conferencia de prensa anunció el fracaso, que no ruptura, de las negociaciones con los islamistas y sedujo literalmente a su auditorio por su enorme capacidad de comunicación.
El jefe de Gobierno, más joven que ha conocido Argelia desde su independiencia, en 1962, encarna además la imagen de las nuevas generaciones, que no pertenecen a ninguno de los clanes tradicionales del Ejército o del antiguo partido único Frente de Liberación Nacional (FLN) y que, por tanto, no han tenido aún ocasión de acceder a las responsabilidades de Estado. Por todas estas razones, la presencia de este diplomático al frente del Gobierno, en sintonía con el recién legitimado presidente Liamin Zerual, ha abierto de nuevo todo tipo de esperanzas,
La primera prueba de esa capacidad de diálogo deberá demostrarla Uyahia en los próximos días, cuando forme su Gabinete, en el que, según todos los Tumores, tiene previsto sentar a representantes de los tres partidos políticos -islamistas moderados de Hamás, berberistas de Agrupación para la Cultura y la Democracia y nacionalistas del Partido de la Renovación de Argelia- que ' participaron junto con Zerual en las elecciones presidenciales.
La constitución de un Ejecutivo de estas características no es un hecho trivial: significaría un acontecimiento - sin precedentes en la historia de Argelia, donde el poder ha estado siempre monopolizado por el Ejército o el FLN, o por los dos al mismo tiempo. La formación de este Gobierno de semiconcentración nacional no es una tarea fácil, ya que el radical Said Saadi, presidente del partido berberisita y opositor feroz de los integristas, se niega, por el momento, a sentirse a la mesa junto con los islamistas moderados de Mafú Nahná, que lidera Hamás, y que logró el 19% de los votos en las presidenciales.
Pero si Uyahia -con la ayuda del presidente Zerual- consigue superar esta prueba y pone en pie este Gobierno, será preciso que ambos organicen cuanto antes el paso a la fase siguiente; es decir, hilvanar de nuevo, el diálogo con los dirigentes encarcelados del Frente Islámico de Salvación, condición necesaria, si no suficiente, para acercar la paz a Argelia.
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