Diferencias entre los republicanos en EE UU agravan la crisis presupuestaria
La reunión del presidente Bill Clinton con los dirigentes republicanos del Congreso, entre los que ya empieza a haber diferencias que amenazan con enturbiar aún más la crisis del presupuesto, se saldó el martes, después de tres horas, con una cena de sopa y pasta en la Casa Blanca. Poco más arrojó la jornada de productivo, aunque los tres protagonistas de la crisis -el presidente, el dirigente republicano del Senado, Bob Dole, y el presidente de la Cámara, Newt Gingrich- se citaron para el día siguiente.Anoche, Clinton criticó las consecuencias "devastadoras" del cierre parcial de la Administración y afirmó que los republicanos mantienen una "cínica estrategia política", al utilizar a los funcionarios federales como rehenes para lograr sus objetivos.
Los ánimos se habían encrespado horas antes con las declaraciones del portavoz de Clinton, Mike McCurry, que calificó a los líderes republicanos de la Cámara de Representantes de "grupo espantoso", y con el enfrentamiento en el Partido Republicano.
La fuerte división entre los republicanos ha pasado a primer plano, aunque Dole y Gingrich todavía mantienen las formas. El Senado bajo la dirección de Dole y con el respaldo de los demócratas moderados, aprobó en la tarde del martes dos resoluciones. La primera ponía fin, hasta el 12 de enero, al cierre parcial, que mantiene en sus casas a 280.000 funcionarios desde hace casi tres semanas y que tiene a otros 580.000 trabajando sin cobrar. La segunda era una alternativa que preveía la vuelta al trabajo de todos los empleados públicos afectados, pero sin paga y sin que pudieran incurrir en gastos en su trabajo. La Cámara de Representantes, con los republicanos capitaneados por Gingrich, rechazó ayer las dos resoluciones.
Republicanos integristas
La opción de resolver provisionalmente el cierre mientras se discuten los planes para conseguir el equilibrio presupuestario en siete años ha sido defendida por los demócratas desde el principio del conflicto. Pero los representantes fundamentalistas republicanos, agrupados en torno a Gingrich, utilizan el cierre como palanca de presión sobre la Casa Blanca para forzar serios recortes del gasto público en materia de educación, salud y medio ambiente, y ayer se negaron a aceptar la propuesta de Dole: "Queremos acción, la queremos ahora y vamos a mantener el rumbo", dijo John Boehner, quien aseguró que ésa es la opinión mayoritaria de los representantes republicanos."Es espantoso lo que están haciendo a los funcionarios y a los norteamericanos", señaló Mike McCurry, que también admitió la posibilidad de que Clinton incluya en su proyecto presupuestario un recorte de los impuestos sobre las plusvalías, "si tiene sentido económico".
Dos sindicatos de funcionarios, por otra parte, denunciaron la medida que prevé que los empleados trabajen sin cobrar, pero el juez federal Eminet Sullivan dictaminó ayer en su contra.
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