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Las tropas de la OTAN siguen desplegándose a pesar de la dureza del invierno en Bosnia

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Si los ingenieros nórteamencanos vencen al río que traza la frontera, entre Bosnia y Croacia, hoy se podrá estrenar el puente flotante por el que entrará el grueso del material logístico del contingente norteamericano (20.000 hombres), que tendrá su base en la ciudad de Tuzla. El soldado Martin John Begosh, sufrió graves heridas in temas cuando su vehículo todoterreno, que marchaba al frente de una columna en Bijela (norte de Bosnia), pisó una mina anticarro con más de cinco kilos de explosivos. El herido fue evacuado en helicóptero a un hospital de campa ña en Zupanja (Croacia), donde su estado era estable anoche.Mientras tanto, en el puerto adriático, de Split (Croacia) llegan por mar y por aire los, refuerzos del contingente británico que, con el apoyo de tropas canadienses, holandesas. y belgas, tiene su base en Gornji Vakuf (Bosnia central). Más al sur el puerto de Ploce registra estos días una actividad febril, desconocida hasta ahora, con la llegada de tropas y material con destino a la división francesa, en la que participan España, Italia y Portugal, cuyas bases estarán en Mostar y Sarajevo. Ayer desembarcó una columna italiana que viaja con destino a la capital bosnia para encargarse de la vigilancia del corredor entre Sarajevo y Gorazde. El primer autobús con civiles bosnios recorrió ayer este camino.Decir que la paz ha llegado a Bosnia es, sin duda, prematuro. Pero es verdad que las armas, en su inmensa mayoría, permanecen en silencio y que por primera vez desde el comienzo de la guerra se están abriendo rutas que eran intransitables, y los contendientes se están retirando del frente y colaboran en la desactivación de los campos de minas."Estamos desatascando las cañerías", explica gráficamente el coronel Julio López Guarch, jefe de la Agrupación Aragón, al describir la situación sobre el terreno: "Estamos asegurando la libertad de movimientos total para Ifor y pronto empezaremos a supervisar el abandono de las posiciones militares por parte de todos los bandos, y la limpieza de minas, que tiene que haberse cumplido el 19 de enero". En el caso de la zona de responsabilidad española hay que eliminar una línea de combate de 120 kilómetros, tras lo cual habrá que trazar una nueva línea de separación interentidades", que a mediados de marzo permitirá la ocupación de todas las áreas transferidas.

En otras palabras, el acuerdo de Dayton certifica sobre el papel, con el beneplácito de la comunidad internacional, la limpieza étnica. En el sector sur, donde actúa el contingente español, numerosos civiles serbios de los alrededores de la localidad de Konjic están abandonando y quemando sus casas porque los mapas acordados en Dayton otorgan esta bolsa de territorio a la Federación bosniocroata. Lo mismo cabe esperar de los habitantes de los barrios serbios de Sarajevo que se niegan a vivir bajo la autoridad del Gobierno bosnio.

Estos son sólo algunos de los puntos oscuros del acuerdo que las fuerzas de la OTAN tienen que imponer sobre el terreno. Hay otros contenciosos sobre los que el propio texto de Dayton ha evitado un pronunciamiento definitivo, como los corredores de Posavina (vital para los serbios) y Sarajevo-Gorazde(para los bosniomusulmanes), o el futuro de la ciudad de Mostar, dividida entre croatas y musulmanes. En un arranque de sinceridad el coronel López Guarch afirma: "Mostar no es Dayton. Mostar es Mostar".

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