Una fábula australiana interpretada por animales

CINEDespués de triunfar con la violenta y popular trilogíá de ficción científica Mad Max y tras la fallida experiencia a que le llevó el rodaje de Las brujas de Eastwich, el guionista y director australiano George Miller prefiere dedicar. más tiempo al trabajo de la producción que al de la realización de películas. Así viene ocurriendo desde finales de la década de los ochenta, tiempo en el ha producido media docena de películas, y tan solo ha dirigido una.Su última producción es esta Babe recién estrenada en España con el título de El cerdito valiente, una curiosa película infantil basada en la novela El cerdo ovejero, escrita por el especialista en literatura para niños Dick KingSmith. Dividida en capítulos y subrayada con una convencional voz de fondo, la historia narra una fábula ambientada en una granja, donde conviven diversos animales, que intentan dejar su anodina existencia para destacar y triunfar en la vida.

Su singularidad estriba en que, como en la mayoría de las películas de dibujos animados, los protagonistas son animales y el punto de vista narrativo es el suyo, pero aquí los personajes no son dibujados sino que se trata de animales auténticos. Estoha debido suponer un complejísimo rodaje, en el que se mezclaban los domadores de los animales con los manipuladores de las marionetas, los técnicos en ordenadores y los veterinarios, todo lo cual ha dado lugar a unos discutibles resultados.

En gran parte se debe a que la versión castellana tiene un convencional doblaje que destroza el proceso logrado en la versión original para que los animales hablasen de una manera natural y sincrónica entre ellos. Tratando de olvidar este considerable inconveniente, El cerdito valiente es una película infantil fuera de lo habitual, que narra cómo un cerdito debe ingeniárselas para llegar a ser el mejor y el único cerdo ovejero del mundo y sobrevivir a su destino en un matadero. También es una desigual historia con mensaje, una fábula que demuestra que no hay que dejarse arrastrar por la tradición, que es necesario hacer cualquier cosa para sobrevivir e incluso triunfar.

Lo mejor de la película es el tono de pesadilla que llega a existir en la granja, la obsesión por la muerte por acabar siendo engullidos por los humanos, que tiene aterrorizados a la mayoría de los animales. A este nivel son modélicas las escenas de la Navidad, nada adecuadas para estas fiestas, que, desde el punto de vista animal, se convierten en unas festividades bárbaras, llenas de sangre y muerte.

El debutante Chris Nooman, un director especializado en películas documentales, demuestra ser la persona idónea para rodar esta complejísima producción, siempre respaldado por la gran experiencia del productor y coguionista George Miller. Dentro de su trabajo destaca la escena del robo del despertador por el cerdo y el pato, que es una auténtica pieza de antología; frente a ciertos toques del ternurismo que de vez en cuando destila en exceso la historia.