Dramas añadidos

Esta versión corregida y algo mejorada de Sólo podría un huracán viene a la Cuarta Pared tras haber sido vista en el teatro Pradillo la temporada pasada. Carmen Werner ha cohesionado el producto notablemente, y sigue en sus trece con aquello de inspirarse en la parte menos alegre de la vida. El contenido dramático y tenso de la obra, con sus oscuras sesiones duras del juego de la gallina ciega, las parejas que se rechazan y el grupo que se atomiza tratando de ser un coro, han sido pulidas y esmeradamente descompuestas sobre el suelo y en un espacio austero, sobrio y bien utilizado.El lenguaje-base de Werner está articulado sobre una sucesión de movimientos de estrecho vocabulario, basados casi siempre en la caída y la recuperación, lo que, lejos de banalizar esa frase-tipo, la convierte en un símbolo, una recurrencia expresiva a la que debe estar atenta: la repetición hasta el infinito tiene el peligro de aburrir. La música también sigue requiriendo una cierta atención en su balance y su cometido primero sobre el baile. Dentro de su modestia, Provisional Danza tiene una trayectoria modélita de estabilidad, consecuencia con su línea estética y hasta donde pueden, rigor en la selección de los intérpretes; es aún un tanto desigual el nivel de baile, pues recurriendo a actores y exigiéndoles danzar, surgen inevitables problemas de coordinación. Lo que sí es seguro es que dentro del panorama local madrileño, este conjunto que posee su propio centro coreográfico en el barrio de La Ventilla oferta una propuesta digna.

Hacia las catacumbas

Al drama argumental de Sólo podría... vale la peña preguntarse por otro asunto igualmente espinoso: qué criterio de selección lleva a que Provisional Danza no pise la sala Olimpia -otrora soporte y templo de la danza moderna española-, si bien, allí se han visto cosas de bastante menos fuste. En las actuales circunstancias, los teatros alternativos e independientes como Pradillo y Cuarta Pared cumplen una importante función canalizadora de muchos trabajos que corren el peligro de pasar a las catacumbas de las artes escénicas, sin merecerlo. Hay aún otras últimas preguntas que atañen no sólo a Provisional Danza, sino a toda una profesión que otea pasillos y salas, acaso con brújula, pero sin rumbo.