¿Por qué "Babelia" olvida los libros de religión?
Antonio Piñero, profesor de Filosofia de la Universidad Complutense de Madrid, se ha dirigido al Defensor del Lector manifestando sus quejas por la ausencia en la sección de libros de Babelia de obras relacionadas con el tema religioso que tienen que ver "con la historia y con la cultura en general", ya que se trata, escríbe Piñero, "de temas muy vitales que interesan a un público amplísimo de lectores de su diario".También Lourdes Sánchez, de Córdoba, escribe: "Me gustaría que hablasen también de esos libros religiosos que sean clave para la comprensión del legado cultural de Occidente sin miedo a ser tachados de clericales".
Por su parte, Manuel González Baltanás cree que EL PAíS alberga "prejuicios religiosos"` en la crítica literaria al "olvidarse casi sistemáticamente de obras que no por ser de temática religiosa dejan de ser importantes para comprender mejor nuestra civilización"".
En este sentido, el Defensor del Lector ha recibido desde hace meses diversas críticas en las que hasta se llega a apuntar la sospecha -sin duda totalmente falsa- de que haya podido haber consignas por parte de la dirección del periódico para que se eliminen de nuestro suplemento de libros las obras de tema religioso, incluso las de valor socio-político-cultural. Y recuerdan que este diario, desde su fundación, fue siempre muy atento, como afirma Enric Ricard, de Tarragona, "al análisis y a la crítica del fenómeno religioso visto desde un punto de vista cultural y político". Y Añade: "Muchos lectores de su diario, aun siendo laicos, apreciábamos una visión distinta de las publicaciones sobre el 'hecho religioso', contemplado desde el aspecto no confesional o devocional pero sí cultural".
Este departamento ha examinado un año del suplemento de libros de Babelia y, en efecto, en los últimos 12 meses han aparecido sólo seis críticas de otras tantas obras de temática religiosa y, por cierto, sólo sobre problemas de! la Iglesia católica, de un total de mil recensiones, aproximadamente. Muy poco, si se parangona con el volumen de obras de este tipo por las que se interesan los otros suplementos de libros del los grandes diarios europeos y norteamericanos. 0 de las grandes revistas. Sin ir más lejos, el semanal Time dedica su tema de portada del 18 de diciembre pasado a un asunto religioso con el título: "¿Es la Biblia una realidad o una ficción?", al que dedica nueve páginas.
Enrique Miret-Magdalena, que ha sido, y lo sigue siendo, testigo y protagonista del análisis del fenómeno religioso desde los inicios de este diario, consultado por el Defensor del Lector, reconoce: "Yo también echo a faltar desde un cierto tiempo a esta parte una atención mayor por esta temática, cosa que he podido constatar personalmente. Un botón de muestra: aconsejé la crítica de dos obras de indudable importancia como Conceptos fundamentales del cristianismo, una obra de 1.500 páginas realizada con la colaboración de más de cincuenta especialistas, y Ética sin religión, de la catedrática de Ética de Santiago Esperanza Guisán, una obra que supone un reto importante para nuestro país, tan carente de una ética cívica, y ninguna fue acogida". Y añade: "Francamente, y, con todo el respeto hacia un diario que siempre me ha tratado con cariño, creo que no es buena política dejar en la cuneta un terna que sigue interesando a los lectores incluso laicos del diario y que, como tú mismo estás comprobando estos días, te lo están reclamando".
Antonio Caño, corresponsal de este diario en Washington, subraya que en Estados Unidos "no hay un diario importante -empezando por periódicos liberales y laicos como The New York Times o The Washington Post- que en sus suplementos de libros no dé un relieve importante al tema religioso en general". Y añade: "Para bien o para mal, aquí sería inconcebible que un diario importante silenciase la bibliografía religiosa, porque, además, no se lo permitiría la sociedad"".
En el Reino Unido, según la corresponsal de Londres, Lola Galán, el tema de la crítica literaria religiosa, aunque no tiene la preponderancia que en los países latinos, tampoco alberga prejuicios. Y ofrece dos botones de muestra: en el diario económico Financial Times acaba de aparecer una larga reseña de la obra de la católica practicante Lucinda Vardey Dios en todo el mundo, en el que propone textos de mística de las diversas religiones. Como también ha aparecido una recensión sobre el último libro de Teresa de Calcuta en los suplementos literarios de diversos diarios importantes.
Por lo que se refiere a Francia, el corresponsal de París, Enric González, afirma que en diarios nacionales como Le Monde, Le Figaro o Libératión "lo raro es que en un suplemento literario no aparezca alguna recensión sobre temas relacionados con el fenómeno religioso", desde temas cristianos (sobre todo, estudios bíblicos sobre la figura de Jesucristo) a temas islámicos. Más aún, en el capítulo de filosofia, según Enric, aparecen en los suplementos de libros cada vez más obras relacionadas con lo sagrado o lo religioso, temas que venden mucho.
También los grandes diarios alemanes en sus suplementos de libros "informan puntualmente del fenómeno religioso". Por ejemplo, el Frankfurter Allgemeine dedica el 10% de las recensiones a temas de religión en general, con un total de 60 al año; muchas menos, sin embargo dedica el Süddeutsche Zéitung, según nos informan de la corresponsalía de Bonn.
¿Por qué Babelia da tan poco espacio en su sección de libros a estos temas? El Defensor del Lector lo ha preguntado al responsable del semanal, el redactor jefe, Ángel Harguindey, quien así ha respondido:
"Parece evidente que se presta poca atención a los libros específicamente religiosos. ¿Por qué?, por varias razones que, probablemente, no satisfarán a los amables lectores: en España se editan cerca de 50.000 títulos al año, de los cuales 6.000 son novedades bibliográficas. Un suplemento cultural que dedica ocho o nueve páginas semanales a la crítica de libros no puede analizar ni el 10% de las mismas. La selección es inevitable. ¿Cómo se hace esa selección? Creo que la tendencia es a comentar, en primer lugar, los libros de ficción, que son los que más aceptación tienen. Después se procura reseñar los ensayos, textos de historia, de teoría o actualidad política, sociología o biografías. Es un criterio no escrito, discutible, naturalmente, pero que se rige por los gustos de los lectores y la tendencia que señala la oferta y la demanda. Ahora bien, eso no quiere decir que se desprecie lo religioso, ni mucho menos. Es más, creo que hay muchas novelas, libros de poesía o historia que buscan descubrir y mostrar la belleza de lo oculto, el respeto por el ser humano o la tolerancia, con, igual o mayor ejemplaridad que los específicamente religiosos. San Juan de la Cruz, Robert Graves o los estudios sobre la Inquisición de Julio Caro Baroja, por ejemplo, no están tan lejos de una actitud profundamente espiritual como pudiera parecer. Difundir sus hallazgos y aciertos es coadyuvar a conformar un mundo, y un ser humano, mejores".
Harguindey añade: "Dicho lo cual, lamento profundamente que se dé pábulo a rumores -pese al desmentido del Defensor del Lector, como no podía ser menos- tan absurdos o infundados como el de que podrían existir consignas de la dirección para silenciar los libros de tema religioso. Acháquese a la torpeza o insensibilidad del responsable del suplemento si con ello se apaciguan los ánimos, pero invocar consignas, que remiten a un concepto conspiratorio y que buscan en lo misterioso explicaciones mucho más sencillas es, quiérase o no, una falta de respeto a la dirección y a quienes trabajamos en el diario".
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