Tregua navideña en la crisis social de Francia
El presidente de los empresarios franceses, Jean Gandois, fue expresivo al definir los resultados de la cumbre social francesa: "Ha sido la Navidad del pobre", dijo. La maratoniana reunión de 10 horas en el palacio de Matignon, residencia oficial del primer ministro, concluyó ayer de madrugada sin más acuerdos que el de celebrar nuevas reuniones y con el anuncio gubernamental de modestas medidas para impulsar el consumo. Sindicatos y patronal se declararon insatisfechos por distintas razones, y sólo el primer ministro, Alain Juppé, consideró que la reunión había sido "muy positiva". La crisis económica y social francesa quedó suspendida, por tregua navideña, hasta el mes de enero.
Alain Juppé había fijado tres objetivos para la cumbre social: impulsar una economía estancada y acercándose a la recesión, paliar un paro juvenil que afecta a uno de cada cuatro menores de 25 años y reducir la jornada laboral para crear empleo.Sobre el primer asunto, salieron de Matignon algunas iniciativas modestas para movilizar el ahorro a largo plazo y animar el mercado inmobiliario, ya utilizadas sin gran éxito por el ex primer ministro Édouard Balladur.
Sobre el empleo, apenas nada: una petición del Gobierno a los empresarios para que intentaran contratar a 250.000 jóvenes durante 1996.
"Es surrealista. Después de tres semanas de huelga prácticamente general en el sector público y en plena crisis social ésta es la respuesta del Gobierno. No estamos nada satisfechos", dijo el secretario general de Fuerza Obrera (FO, prosocialista), Marc Blondel. "Hay que seguir con las movilizaciones desde la primera semana de enero", anunció Louis Viannet secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT, procomunista).
Sólo los sindicatos reformistas como la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, socialdemócrata), de Nicole Notat, que no había apoyado las huelgas, consideraron que de Matignon salía algo positivo. "Esto es un esqueleto que habrá que dotar de contenidos", comentó Nicole Notat.
Daño a la economía
La Confederación Nacional de Patronos Franceses (CNPF) opinó, a través de su presidente, Jean Gandois, que tras la cumbre social no habían mejorado las perspectivas de la economía francesa, dañada por las largas huelgas desarrolladas en las últimas semanas y bloqueada por el miedo de los consumidores a que fuese un relativo éxito para su inventor, el primer ministro.Pero durante las horas previas a la cita con él, Jospin dijo que "nada en esa cumbre fue susceptible de crear un efecto de impacto y de recuperación económica" e insistió en la necesidad de aumentar los salarios.
Los grandes inversores, por el contrario, aprobaron la firmeza de Juppé en el mantenimiento a ultranza de su plan de reforma de la Seguridad Social. La Bolsa de París y el franco registraron subidas, ayudados por la reducción de un 0,25%, hasta el 5,85%, en uno de los tipos básicos a 10 días del Banco de Francia.
Relativo éxito
Alain Juppé ganó tiempo con la reunión de Matignon, convocada precipitadamente para calmar las tensiones sociales. En este sentido, dados los agobios del primer ministro, la cumbre fue un relativo éxito para su inventor. Pero durante las horas previas a la cita con empresarios y sindicatos afloraron divergencias en el seno del Gabinete de Juppé.El ministro de Transportes y Equipamiento, Bernard Pons, chiraquista histórico y candidato a suceder a Alain Juppé como hombre de transición, se mostró partidario, -igual que el socialista Jacques Delors y bastantes diputados conservadores- de que se aplazara un año la aplicación de los impuestos creados desde el pasado verano.
Juppé, que había contemplado esa posibilidad, rechazó la tregua fiscal en el último momento. Bernard Pons afirmó que sus declaraciones se habían interpretado mal, pero fue muy sintomática su ausencia en la mesa redonda de Matignon.
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