La huelga francesa de trenes desvela a un misterio del laboratorio CERN
La huelga de ferrocarriles en Francia ha ayudado a resolver uno de los misterios que traían de cabeza a los científicos del laboratorio europeo para la física de partículas (CERN). Gracias a las nuevas sondas de resonancia magnética nuclear recientemente instaladas, en junio se dieron cuenta de que tres veces al día, se producía una pequeña perturbación en el campo magnético del acelerador de partículas (LEP) de 27 kilómetros de longitud, instalado en el subsuelo de Francia y Suiza alrededor de Ginebra.Se llegó a ofrecer una botella de champán a la persona que diera con las razones de dichas interferéncías, que coincidía con las horas a las que llegan y salen de Ginebra los trenes de alta velocidad (TGV).
Las grandes dimensiones del LEP hacen de él una máquina muy sensible y numerosos elementos pueden afectar la energía del, haz durante su funciona:miento,. Ya se había demostrado que los desplazamientos de la luna y el nivel del lago Leman le afectan, pero se desconocían las causas de esta nueva perturbación, inferior a cualquiera de las otras dos y que obligaba a los físicos a modificar el margen de error.
El grupo de trabajo encargado del estudio de tal fenómeno sabía que la variación provenía de la circulación de corrientes eléctricas débiles en el recinto al vacío. Y la inexistencia de dichas variaciones durante la huelga de trenes dio la pista del origen. Un ingeniero de la empresa suiza de electricidad sugirió que la interferencia procedía del tren que une París con Ginebra y que pasa a un kilómetro del CERN.
Aunque la mayor parte de la corriente de, las líneas aéreas del alimentación de los trenes regresa hacia el acelerador a través de los raíles, hasta un 25% del retorno puede realizarse por tierra. Y estas corrientes vagabundas prefieren los buenos conductores, como el túnel del LEP, al suelo.
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