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Nixon vuelve a estar de moda en EE UU

Antonio Caño

El eslogan se repite en los periódicos, las guías de televisión y las carteleras cinematográficas: Nixon ha vuelto. El único presidente norteamericano obligado a renunciar, Richard Nixon, el audaz diplomático, el cruel hombre de Estado, el político sin escrúpulos, el espejo del conservadurismo culto, ha regresado al primer plano de actualidad. Los Archivos Nacionales de Estados Unidos abrieron ayer al público 50.000 páginas secretas que recogen algunos de los episodios de su presidencia (1968-1974).

Revisar el pasado de Nixon con espíritu crítico es una de las principales aficiones de los estadounidenses. Nixon es el título redondo y sugerente de una pólémica película de, Oliver Stone que hoy se estrena en todo el país. Y Nixon y Kissinger es el título de una producción de televisión que la semana pasada despertó las iras tanto de los amigos del ex presidente como de los amantes del cine.Los documentos que desde ayer se encuentran al acceso de los historiadores incluyen vanas conversaciones de Nixon con sus colaboradores sobre diversos asuntos de su presidencia. "Tal vez, después de todo, no somos tan inteligentes", dice Nixon en una de las grabaciones. Los expertos no esperan descubrir elementos nuevos sobre el escándalo Watergate u otros episodios polémicos de ese periodo. Pero, a petición de, los investigadores, se ha levantado el secreto a los archivos que pueden servir para conocer con más exactitud las relaciones de Nixon con varios políticos actuales.

Entre las carpetas abiertas en relación con la presidencia de Nixon están las de Robert Dole, el líder de la mayoría republicana en el Senado y principal candidato de ese partido a la presidencia. Dole, que se ha referido a Nixon como su guía, era presidente del Comité Nacional del Partido Republicano cuando estalló el Watergate. También se ha liberado el acceso a los archivos relativos a otros dos candidatos republicanos que colaboraron con Nixon, Patrick Buchanan -que escribía discursos- y Lamar Alexander, así como a figuras como el general Colin Powell y el multimillonario tejano Ross Perot.

Grabaciones secretas

No es ésta la primera vez que se ponen al alcance del público documentos secretos de Nixon. Desde 1986, los Archivos Nacionales han facilitado ya cinco millones de páginas de las carpetas privadas de esa presidencia, 4.000 vídeos y 450.000 fótografias. Es mucho, sin embargo, lo que todavía queda por revelar. Casi cuarenta millones de documentos y 3.700 horas de grabaciones se mantienen bajo top secret.

Todo el material hecho público hasta ahora no ha servido para acallar la polémica que Richard Nixon, muerto el 22 de abril de 1994, a los 81 años de edad, provoca en EE UU. Esa polémica se ha acrecentado ahora por la incursión en el debate del director, de cine Olivel Stone, cuya película sobre el ex presidente ha sido calificada, por la familia de Nixon come, "un intento malévolo de degradar y difamar al presidente y a la señora Nixon en la memoria, del público norteamericano".

Oliver Stone, que ya sembró la controversia en su anterior incursión al cine político con JFK -una película sobre el asesinato del presidente Kennedy-, ha dicho que su cinta es sólo una versión de Nixon no la definitiva ni la única.

Hay otras versiones, desde luego, y la de Stone, que retrata el lado más oscuro y siniestro del personaje, ni siquiera es la más popular en estos momentos. Karl Weinssenbach, que es el supervisor de los archivos abiertos ayer, cree que en estos momentos los investigadores tienen menos hostilidad hacia Nixon de la que tenían hace algunos años. "Cada vez se oyen menos referencias a él como Tricky Dick (Richard el tramposo)", afirma Weinssenbach.

Hoy, según Weinssenbach, hay menos interés en buscar pistas sobre Watergate que en profundizar sobre la verdadera dimensión de la presidencia de Nixon, entre cuyos méritos hay que anotar la distensión con la URSS, el desbloqueo de China y la finalización de la guerra en Vietnam, después de ordenar los más fuertes bombardeos.

Algunos de los antiguos colaboradores de Nixon han aprovechado la actual nixonmanía para defender al que fue su jefe y atacar a sus detractores. El objetivo principal de esos ataques es, sin duda, la película de Stone, a la que acusan de errores tan flagrantes como el de mostrar a un Nixon permanentemente, con un vaso de bourbon en la mano, cuando, en realidad, el ex presidente apenas bebía y, cuando lo hacía, eran martinis, no bourbons.

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