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La OCDE descarta los temores a una recesión, aunque ralentiza el crecimiento

Enric González

, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es optimista respecto a la economía internacional. Los temores al estancamiento o la recesión en Europa no se han introducido en la organización, donde se piensa que, pese a la disminución del crecimiento, "la situación sigue siendo fundamentalmente buena" porque' "la inflación es débil y controlada", "los tipos de interés han disminuido" y "las relaciones entre las principales monedas son más conformes a los datos fundamentales". Pero la bondad de la situación no implicará una reducción apreciable del desempleo.

El crecimiento previsto para el total de la OCDE (25 países) será del 2,4% este año frente al 2,7% del anterior informe (de primavera). Para 1996 prevé el 2,6% y para 1997 el 2,8%.Al analizar las perspectivas de los países europeos, la OCDE apuesta decididamente por el rigor presupuestario. La reducción de déficit es vista como una prioridad absoluta, ya que "contribuirá a un descenso de los tipos de interés en el conjunto de Europa y favorecerá la inversión y el crecimiento". "De hecho, dentro de esta perspectiva amplia", dice en su informe de previsiones para 1996 y 1997, "el límite del 3% fijado en el Tratado de Maastricht para el déficit de las administraciones públicas no es lo bastante ambicioso".

Los sacrificios presupuestarios son definidos como imprescindibles, dentro y fuera de Europa, no sólo para abaratar el coste del dinero, sino para soportar los problemas laborales y demográficos, ya estructurales. "Una gran parte del aumento de los gastos públicos", dice el informe, "en la mayoría [de los países 25 países mierribros de la OCIDE] es imputable al programa de transferencias sociales, tanto en favor de la población en edad activa como en favor de los ancianos. Habida cuenta de los programas actuales y en ausencia de un descenso importante del desempleo, hay pocas posibilidades de que las transferencias destinadas a la población en edad activa bajen de forma sustancial. Es, por tanto, necesario reformar esos programas a fin de mejorar los mecanismos de incitación" y "dado que, los gastos de salud aumentarán en las próximas décadas por el envejecimiento de la población", habrá que reformar los programas sociales para evitar "presiones presupuestarias excesivas y sin duda insostenibles".

Se recomienda, por tanto, que los subsidios de desempleo sean bajos, para que el parado se vea impelido a aceptar cualquier tipo de trabajo (la incitación), y reducir todo lo posible los servicios del Estado del Bienestar.

La ortodoxia teórica de la OCIDE choca, como sucede ya en la práctica en países como Francia, con el componente psicológico de la economía. Eso se refleja en los indicadores de confianza de las empresas y los hogares. En el conjunto de la Unión Europea y durante los últimos seis meses, la confianza en el futuro ha bajado ocho puntos en las empresas y un punto en los hogares. En los casos concretos de Alemania y Francia, el aumento del pesimismo es más perceptible: en las empresas baja 12 y 6 puntos, respectivamente, y en los hogares baja 6 y 4 puntos.

El recorte de subsidios, la disminución de empleos públicos, la persistencia del desempleo y la perspectiva de que los años venideros han de ser duros, induce a frenar inversiones, en el caso de las empresas, y a ahorrar a nivel doméstico. La producción y el consumo se ven afectados por el fenómeno, lo que puede desembocar en una recesión fabricada a base de desconfianza. El desempleo total previsto será del 7,5% en 1997, siendo en Europa 10,2%. Alemania se situará en el 9%; EE UU en el 5,9%; Japón en el 3,3%; el Reino Unido, 7,9%; Italia, el 11, 1 y Francia, el 10,9%.

Según la OCDE, la instauración en la Unión Europea de la moneda única va a poner aún más de manifiesto "la necesidad de reformas estructurales para hacer frente al paro". Hasta ahora, según el informe, "sólo algunos países europeos han realizados progresos sustanciales en el campo del mercado de trabajo". Dado que la moneda única no permitirá que los países puedan apelar al tipo de cambio de sus monedas para afrontar las crisis. La OCDE recomienda más flexibilización en el mercado laboral. En cuanto a los tipos de interés, afirma que la actitud que tome el Bundesbank, el banco central alemán, será "crucial".

Contradicciones en Francia

La economía francesa, envuelta de lleno en la polémica, sobre la reforma del estado del Bienestar es objeto de clasificaciones contradictorias. "Si la actividad económica parece bastante dubitativa en la segunda mitad de 1995, las perspectivas de evolución de la demanda para 1996 y 1997 siguen siendo favorables, por él aumento de la inversión, el reforzamiento del consumo doméstico y el enderezamiento de la demanda exterior". En el primer semestre del año próximo, el crecimiento del PIB será del 2,4%. Eso es lo que pronostica la OCDE para Francia.El consumo tenderá a cero en el primer semestre de 1996, el poder adquisitivo de los hogares disminuirá un 0,6%, el desempleo aumentará un 0,3% y el crecimiento del PIB será del 0,8%. Este pronóstico, emitido al mismo tiempo que el de la OCDE, corresponde al Instituto Nacional de Estadísticas Económicas (INSEE) francés.

Las predicciones no pueden ser más dispares. La OCDE cree que la reforma de la Seguridad Social emprendida por el gobierno de Alain Juppé dará confianza a los inversores y permitirá reducir los tipos de interés; el INSEE opina que los nuevos impuestos incluidos dentro de esa misma reforma agravarán en Francia la ralentización económica común a toda Europa y conducirán a un crecimiento cero. Una de ambas instituciones se equivoca forzosamente.

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