Equipo Límite te expone en Madrid una obra llena de calor mediterraneo
Las dos pintoras valencianas exhiben su trabajo del último año
Equipo Límite ocupa un lugar destacado en las galaxias del pop de todas las épocas. Lienzos bordados a mano, falleras, vaqueros, niños rollizos, sagrados corazones, novias y estrellas marinas son algunos de los motivos elegidos para la exposición que se exhibe en la madrileña galería Sen (Barquillo, 43). Tras el nombre de Equipo Límite se ocultan dos valencianas, Carmen Roig y Esperanza Casas, más conocidas como Cuqui y Cari. Ninguna tiene un único motivo de inspiración. "Los escaparates, las pegatinas, la gente, los juguetes... Cualquier cosa que le dé un toquecillo de color y de alegría a la vida", asegura Cari, una de las pintoras.El público, que desde la calle se paraba unos segundos para mirar el interior de la sala, no daba crédito. Dentro todo era psicodelia: los motivos del cómic y los dibujos que recuerdan las ilustraciones de enciclopedias de antiguos libros de texto o las viejas postales turísticas están pintados en amarillos, azul cielo, rojos y verdes; a modo de marco se utilizan conchas y estrellas marinas o espejos dorados. Como novedad en esta muestra, fruto del trabajo del último año, se han incoporado también bordados a mano realizados sobre el lienzo por una bordadora valenciana. El título de los cuadros no es menos discreto que las obras. El secreto está en la chupa, Caspitina corazón de acero, Siempre brava y feliz o En el país de los chupalimones son algunos de los nombres de las carátulas.
" ¡Cuqui, noticias!", le espeta Cari a su compañera nada más entrar ésta en la galería. Las novedades son que acaban de vender Rayas, cuadros y patas de gallo, la estrella de la exposición, un cuadro de 170 por 255 centímetros valorado en cerca de un millón de pesetas. Y eso que los cuadros no llevaban ni media hora colgados.
Gran colorido
Cari y Cuqui, como las conocen sus amigos, son como sus cuadros, una explosión de color. Cari llegó el jueves pasado a la inauguración de la muestra con poco más de una hora de retraso. En la calle empezaba a nevar, pero la artista no podía consentir que el frío estropeara su modelazo, un escotado vestido de lentejuelas verde manzana que se complementa con una gargantilla con una flor de terciopelo rosa, taconazos negros de ante y medias de rejilla. Cuqui, pelo a lo chico teñido de rubio platino, llega de negro riguroso con una bufanda de piel sintética blanca con lunares rosa.Las princesas del pop levantino de los noventa, como las conocen en los círculos artísticos, beben del ambiente valenciano. "Basta pararse un poco ante sus imágenes para comprobar que su lugar es el límite, que son conscientes de hasta dónde quieren llegar las citas, los efectos, los guiños y, por supuesto,. las provocaciones", dice Miguel Fernández Cid en el catálogo de la muestra.
Empezaron hace seis años y de los primeros cuadros a los actuales se nota un progresivo afianzamiento de los recursos plásticos. Sus primeros pasos creativos los dieron sobre fotocopias y collages. Después, ya más seguras, se atrevieron con la pintura. "Somos muy lentas trabajando", reconoce Cuqui.
"Hasta que realizamos el boceto de una obra y nos ponemos con ella hay todo un trabajo previo de compra de cosas y de ver muchas historias que alargan bastante la realización del cuadro".
Babelia
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