Vélez y Botafogo, campeones de Liga en Argentina y Brasil
En un país donde, según las encuestas, el 80% de la población no cree en el Poder Judicial, al que acusa de depender del Ejecutivo, el fútbol se encarga por su cuenta de poner las cosas en su lugar. El Vélez, el mejor equipo argentino de la década, logró sobreponerse en el campo de juego a todos los privilegios obtenidos por el Boca Juniors de Maradona fuera de ellos, y consiguió al fin, ganar el título de Apertura, uno de los dos torneos en los que ahora se divide la antigua Liga y que conceden el derecho a participar en la Copa Libertadores, la que disputan los equipos campeones de clubes de América. En el último partido el Vélez goleó al Independiente por 0-3 y logró seis puntos de ventaja sobre el Racing de Avellaneda, que fue subcampeón.El Vélez, que había ganado sólo un título de Liga desde, que el fútbol se profesionalizó en 1931, ganó dos más en los últimos cuatro años, también la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental cuando venció al Milan en Japón. Todo esto desde que tiene como entrenador a Carlos Bianchi, el máximo goleador en la historia del club y un ídolo indiscutible para los aficionados. Bianchi regresó de Francia, donde acabó su carrera como jugador y se inició en el oficio de entrenador, y tomó al Vélez, un equipo acostumbrado a la mitad de las posiciones, para transformarlo en una cantera, una escuela y un modelo de trabajo.
El Vélez casi no ha incorporado figuras en estos cuatro años y se dedica a ganar títulos también en las divisiones menores, de la que saca nuevas figuras. Sus estrellas son el portero paraguayo Chilavert, ex jugador del Zaragoza -elegido este año por la prensa internacional como "el mejor del mundo" en su puesto-, el defensa Trotta, el centrocampista Basualdo, de 32 años, ex titular en la selección argentina, y dos delanteros potentes y goleadores, José Flórez y Omar Asad. El resto del equipo es una ajustada máquina de relojería en el que unos entran y otros salen pero. nadie falla.
A la fiesta de Vélez se sumó este fin de semana el Botafogo, que se apuntó el título brasileño. Tras una final tensa y emotiva, los aficionados de Río de Janeiro se lanzaron a las calles y festejaron hasta altas horas de la madrugada de ayer el empate 1-1 ante el Santos. Con el resultado de este clásico el Botafogo, que el miércoles había Vencido al Santos por 2-1 en el partido de ida, se consagró campeón brasileño de fútbol de 1995.
El héroe de la jornada fue el artillero del Botafogo Tulio, quien hizo el gol de su equipo y además se consagró como goleador del campeonato brasileño, con 23 goles, muy por encima de los ocho marcados por Romario. Después del partido, como imitando la fanfarronería del ex azulgrana, Tulio gritaba ante las cámaras de televisión: "Soy el dios del balón". Otra estrella que firmó en el firmamento del Botafogo fue el portero Vágner quien, en el segundo tiempo, cuando el Santos se lanzó resueltamente al, ataque, salvó a su equipo con cinco atajadas memorables.
"Sufrí más que en mis tiempos de jugador", comentaba al cabo del partido el ex futbolista Didí, quien en los años cincuenta fuera astro del Botafogo y de la seleccción brasileña, además de militar en el Madrid. Para el campeón brasileño, el nuevo galardón sirvió para premiar la constancia y la regularidad que mantuvo a lo largo de todo el campeonato; el Santos pagó tributo a la menor consisten cia de su defensa y tal vez a la inexperiencia del portero Edinho, el hijo de Pelé.
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