La última oportunidad de Alain Juppé

Alain Juppé ha aceptado pronunciar, el 10 de diciembre, en France 2, las palabras que se había negado a decir el 5 de diciembre en la Asamblea Nacional y después en la televisión. La palabra "negociación" ha dejado de esta forma de ser tabú, incluso si espontáneamente el primer ministro la prefiere a otras como "diálogo", "concertación", o "discusión". En lugar de "retirada", se le oye hablar de "suspensión", que en el lenguaje gubernamental es siempre una forma de enmascarar un retroceso. Ha consentido en ofrecer a los funcionarios y a los ferroviarios algunas de las peticiones que reclaman y que no quería hasta ahora otorgar explícitamente.En cinco días ha cambiado el lenguaje de Juppé. Cinco días durante los cuales el movimiento social ha resistido. Su propuesta de organizar una cumbre social sobre el empleo y, en particular, sobre la reducción de la duración de la jornada de trabajo representa un claro paso adelante, que testimonia la voluntad de definir una política social audaz.

¿Es Alain Juppé el mejor situado para llevar a cabo tal política? Criticado por una parte de su mayoría, contestado por los sindicatos, debilitado por la crisis, ¿puede ser el hombre del nuevo impulso, al qué los acontecimientos, dice él, le dan hoy la oportunidad? Como dice Charles Pasqua, es ante todo el problema de Chirac. Es, sin duda, la última oportunidad de Juppé.

12 de diciembre