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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Unos y otras

He leído muy atentamente el artículo Unos y otras, de Aurelio Arteta (EL PAÍS, 25 de noviembre de 1995). Muy atentamente, porque nada de lo que dice es baladí; porque introduce un elemento moral que tantas veces brilla por su ausencia en los debates, y porque -como debía esperarse de un profesor de filosofía- su argumentación resulta impecable.Impecable, aunque, si me lo permite, la sombra del sofisma planea a lo largo de todo el escrito, para el que las mujeres somos, alternativamente, enaltecidas y empequeñecidas, víctimas y provocadoras, simuladoras y genuinas. Me pregunto si cuando afirma la excitación masculina ante la mostración de los encantos de las mujeres se ha parado a pensar en el efecto causado en las mujeres por los innegables encantos de hombres muy seguros de su atractivo, esos que van marcando paquete y practicando la seducción (arte no exclusivo de las mujeres). Y, que yo sepa, el porcentaje de mujeres

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que se lanzan al ataque ante esos hombres es puramente simbólico, irrelevante frente al que se da en el caso contrario. Tal vez sea que las mujeres estamos más dispuestas a reconocer el derecho de los varones a actuar como quieran sin convertirlo en una cuestión moral que explicara el acoso por nuestra parte.Por lo demás, creo que hay una explícita perversidad en las afirmaciones de la memoria fisica de Navarra, que sin la menor duda, atribuye a las víctimas culpabilidad en las agresiones de las que son objeto. Eso, ciertamente, no es en absoluto moral. Personalmente, no tengo el menor interés en erigirme en fiscalizadora del fiscal, sobre todo porque creo que él se ha descalificado a sí mismo más de lo que nadie pudiera hacerlo. Pero sí creo que alguna contestación seria merecían afirmaciones tan indignas de un auténtico concepto de justicia, libertad y dignidad. No me gustan los linchamientos de nadie, jamás he participado en ninguno ni lo haré. Pero creo que el señor Arteta, tan preocupado de lo moral, debería empezar por rechazar la innegable inmoralidad de convertir a la víctima en culpable, o responsable de la agresión padecida.-

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