_
_
_
_
_
Entrevista:

"Reivindicamos una Europa de la diversidad con más cooperacion"

Xavier Vidal-Folch

Escocés de 49 años, Malcolm Rifkind sucedió el pasado verano a Douglas Hurd como ministro de Asuntos Exteriores británico. Coronaba así una carrera de abogado, dirigente de las juventudes conservadoras, secretario de Estado y ministro de Transportes y de Defensa. Más directo y menos patricio que su antecesor en el Foreign Office, Rifkind es también más euroescéptico. En los debates de los Comunes despunta por vanagloriarse del aislacionismo británico, que permitió a Margaret Thatcher "recuperar" su cheque o contribución a las arcas comunitarias. El Gobierno de Londres mantiene sus tradicionales posiciones minoritarias, pero se manifiesta constructivo ante la cumbre de Madrid del viernes y sábado próximo.Pregunta. ¿Han establecido John Major y Lamberto Dini una alianza frente a Kohl y Chira para retrasar la unión monetaria?

Respuesta. No la describiría como un alianza, sino como una clara visión compartida de que el Consejo Europeo debe estudiar cómo se desarrollan las relaciones entre los que queden fuera y los que queden dentro de la Unión Monetaria, si es que ésta se pone en marcha. Es evidente que la mitad de los países de la UE no estará preparada para entrar el 1 de enero de 1999. Empezar con sólo la mitad tendría enormes implicaciones sobre el mercado único. Otros países suscriben estas posiciones de Dini y Major.

P. Pero todos están de acuerdo en hacer este estudio de las relaciones entre los in y los out. Otra cosa es convertirlo en un argumento para retrasar la unión monetaria. Dini sugiere que el estudio debe prolongarse durante tres años.

R. Nadie está sugiriendo un retraso. No es un argumento para retrasar. De aquí a 1999 quedan tres años. Lo que ambos dicen es que este asunto es muy importante. Nadie está en desacuerdo con el estudio, pero unos hacemos más hincapié que otros.

P. Usted defiende el mercado único y es cauteloso con la moneda única. Pero Edward Heath acaba de sostener en los Comunes que no hay un solo ejemplo en el mundo de un mercado único que no disponga de una moneda común.

R. Depende de lo que califiquemos como mercado único. Estados Unidos, Canadá y México caminan a un mercado común y nadie propone una única moneda, aunque hay una dominante. La moneda única no es un requisito imprescindible. Depende de que responda al interés nacional y que se haya alcanzado un suficiente grado de convergencia económica. No es un asunto baladí, porque la moneda única sería irreversible. Supondría la pérdida de control nacional en un área decisiva, y transferir soberanía es algo muy serio. En democracia tienes que asegurarte que la gente que representas se va a beneficiar de ello. Si es así, adelante. Si no es así, o no se entra o se espera.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. En Madrid se pretende decidir el nombre de la futura moneda única. ¿Cuál es su posición?

R. El nombre en sí no es lo más importante. Lo importante es que inspire confianza y dignidad.

P. Los resultados del Grupo de Reflexión para la reforma de Maastricht han sido recibidos por algunos con pesimismo: ustedes discrepan en casi todos los temas.

R. Yo estuve hace 10 años en un comité similar al de Westendorp, el que preparó el diseño del mercado único. También el Reino Unido estaba en una posición separada. Algunos decían: "Es el fin de Europa". No fue así, al contrario.

P. La mayoría del grupo apuesta porque en la Conferencia Intergubernamental (CIG) que reformará Maastricht se amplíe el número de decisiones que el Consejo toma por mayoría cualificada.

R. No creemos en la mayoria cualificada. Nadie está pensando en un Maastricht 2, ni en cambios dramáticos en el tratado. Simplemente, hay que aplicarle algunos retoques institucionales.

P. ¿Seguirán bloqueando en la cumbre, como hasta ahora, la declaración contra el racismo y la xenofobia?

R. En el último Consejo de Asuntos Generales me complació mucho que mi colega francés reconociera que el Reino Unido siempre ha sido líder europeo en la legislación sobre este asunto, buscando el equilibrio entre la libertad de expresión y la necesidad de. prevenir el racismo. Creo que hay buenas perspectivas para que Madrid resuelva el asunto, pero nosotros debemos asegurar que no se nos obliga a introducir reformas constitucionales que estropeen ese equilibrio.

P. ¿Por qué siguen negándose a la libre circulación de personas? ¿Por qué siguen al margen del Convenio de Schengen?

R. No tenemos problemas con la libertad de movimientos de los ciudadanos europeos. Pero nos preocupa que ciudadanos de terceros países entren en un país comunitario Y luego se cuelen en el Reino Unido. Entiendo a los países que sólo tienen fronteras terrestres, pero nosotros somos una isla y debemos cuidar de que siga siendo eficaz el control sobre el tráfico de drogas, el terrorismo y la inmigración ilegal.

P. Chirac y Kohl acaban de postular la extensión del voto mayoritario en el Consejo, con vistas a la ampliación de la UE. Ustedes son reticentes a la limitación del veto.

R. ¿Debemos cambiar las instituciones porque entren nuevos socios?, Seamos claros. El requisito de la unanimidad no ha impedido la construcción europea, aunque quizá la haya hecho más lenta. No impidió que se acordase ni el Acta Única ni el Tratado de Maastricht. La Comunidad ha pasado de seis a 15 socios, y sigue funcionando. ¿Por qué la entrada de nuevos socios debería hacerla cambiar?

P. Se les imputa querer aprovechar la ampliación al Este para disolver las políticas comunes.

R. Es crucial que se reforme la política agrícola común (PAC) y los fondos estructurales y que cumplamos las obligaciones del GATT para que no se dilapide el dinero. Además, la ampliación no se hará en una madrugada. España y Portugal negociaron durante seis años.

P. Felipe González y otros opinan que la ampliación costará dinero si se quiere mantener la cohesión. ¿Están dispuestos?

R. Estamos al principio del proceso y habrá que negociar. Ahora bien, un incremento presupuestario presupone que aumentan las contribuciones nacionales.

P. Precisamente: ¿reconsiderarían el cheque británico?

R. Ya sabe la respuesta.

P. Siguen estando orgullosos de su aislacionismo.

R. Hemos sufrido el aislacionismo durante años, no nos angustia continuar así, siempre que sea por razones sólidas y en beneficio de nuestros ciudadanos.

P. ¿Ampliar la UE sin haber profundizado antes?

R. Depende de lo quese entienda por profundizar. La ampliación tomará tiempo. Polonia o la República Checa, si las cosas van sobre ruedas, tendrán cinco o seis años de negociación y ocho o diez de periodos transitorios. Se necesitará una generación para implantar el mercado único. Europa nunca ha sido uniforme. Si algún día lo fuese sería una tristeza. Nosotros reivindicamos una Europa de la diversidad, con mayor cooperación.

P. Algunos dicen que la CIG sólo tendrá éxito si concluye cuando haya en Londres un Gobierno laborista.

R. Los laboristas fueron mucho tiempo partidarios de abandonar la Unión. La CIG empezará en primavera. No será una conferencia muy dramática, como la de Maastricht, y por tanto no será muy larga. Así lo espero, aunque no me preocupa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_