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González admite en público que ahora puede ser un "problema" y no "la solución" para su partido

ANABEL DÍEZ / LUIS R. AIZPEOLEA El presidente del Gobierno, Felipe González, dijo ayer en público lo que lleva expresando en privado desde hace casi seis meses. González tiene la percepción de que, si bien siempre ha sido "la solución" para su partido, ahora puede empezar a ser "el problema". El líder socialista utilizó como ejemplo de lo que quería decir la situación vivida por la ex primera ministra británica Margaret Thatcher. "No se dio cuenta de que era un problema para su partido". Esa idea es la que le llevó a afianzarse en la tesis de que no debe ser el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno en las elecciones de marzo.

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Así era al menos hasta que Javier Solana fue elegido secretario general de la OTAN. Ahora González tiene dudas. "Ni yo mismo sé lo que voy a hacer", admitió ayer en el Congreso de los Diputados durante la celebración del 17º aniversario de la Constitución.Los dirigentes socialistas presentes en el Congreso, que ya le habían escuchado en privado repetidamente la teoría de "la solución y el problema", se mostraron muy sorprendidos por el hecho de que la expresara en público. Se apresuraron a asegurar que en estos momentos no hay nada decidido y que por primera vez encuentran que hay una posibilidad razonable de que Felipe González se presente a las elecciones anunciadas para marzo.

Pero antes de que el propio presidente reconociera que no sabe lo que va a hacer, expresó en alto, en conversación informal con los periodistas, parte del razonamiento que le lleva a pensar que no es conveniente que repita como candidato.

Al menos desde el mes de julio, González, con más o menos detalles, ha dicho a distintos interlocutores que, además de razones personales, no cree oportuno repetir como aspirante a la presidencia del Gobierno por el daño que podía producir a su partido. Quienes le han escuchado en privado narran así su razonamiento: Durante años, González se ha considerado "la solución" de su partido, ahora es "al 50%" solución y problema; quizá dentro de poco sólo sea "el problema".

Estas expresiones las relacionan con la "crispación social" que Felipe González produce, según dice de sí mismo. Ya sabe González que el rechazo le viene de quienes nunca le votarán, pero le preocupa -aseguran quienes se lo han escuchado repetidamente- que su presencia como cartel electoral pueda provocar un clima ciudadano poco aconsejable. González mantiene, según personas que le han escuchado en privado, que su marcha en esta ocasión contribuiría a sosegar la vida política. Enseguida precisan que habla de esta ocasión, los próximos comicios, sin rechazar que pueda volver en el futuro.

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Estas teorías han intentado ser rebatidas en muchas ocasiones por dirigentes de su partida, pero hasta ahora con escaso éxito. Ayer González dijo en público que no quiere vivir la situación de Margaret Thatcher, "quien no se dio cuenta de que era un problema para su partido". Esta alusión la hizo por primera vez el martes pasado en una entrevista concedida al Financial Times, informa "Seguí muy de cerca el drama de cómo la señora Thatcher fue desalojada del poder. Creo que no entendió que estaba empezando a ser el problema y no la solución".

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