Detenido por el éxito

En lo suyo, Alejandro arrasó. Lo suyo quiere decir algo metamusical, más allá, de la esclavitud del pentagrama. Algo que reside en el corazón palpitante de miles de jovencitas, cuyas gargantas pudieron mas que el sonido instalado en el recinto. Imposible resaltar canción, alguna del ídolo, porque todas eran ahogadas por un mar de chillidos histéricos de manera que ni aguzando el oído podía distinguirse algo de música.Igual dieron las apariciones de Paco y Pepe deLucía o el apoyo de Presuntos Implicados. La estrella era el que estaba guapísimo, aunque un poco constreñido a una imagen que le impide hacerse mayor, como eterno Peter Pan en el país que va de la ingenua Celia a la terrible Bernarda Alba. Alejandro está incrustado, como una gema, en el epicentro del eterno femenino hispano. Para bien o para mal, Alejandro ha escogido un camino que lleva a las superventas millonarias pero que a cambio, le obliga a abandonar otros aspectos creativos mucho más interesantes, y que le podrían otorgar un cierto crédito como algo más que carne de póster de dormitorio.