La transición es un muerto con buena salud
El Rey homenajea al pueblo español en un congreso sobre la democratización
"La transición es un muerto que goza de buena salud". Un muerto cuya defunción, según el sociólogo Juan José Liriz, hay que situar en 1979 -cuando quedaron aprobados los Estatutos Vasco y Catalán- y cuya buena salud demuestra el hecho de que cada año acumula más prestigio entre los españoles, según muestran las encuestas. Tal vez por eso mismo, y para exhortar al uso del consenso, el Rey envió ayer éste mensaje al Congreso sobre la transición: La lección fue que hay que romper "aquella especie de fatalismo que, por falta de convicción y de constancia, nos ha condenado en el pasado a que nuestras mayores realizaciones se queden en efímeras y des emboquen en largas etapas de oscura resignación. Si la transición no se agota en el ayer, tampoco termina hoy".Don Juan Carlos advirtió, en un texto que leyó el rector de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Raúl Villar: "Las razones e ilusiones que entonces nos animaron siguen vigentes hoy, cuando la efervescencia de los primeros tiempos ha dado paso a la normalidad de lo cotidiano".
Antes de que comenzaran su trabajo los congresistas, en la facultad de Filosofía de la UAM -hoy continuarán en el edificio de Humanidades de la Uned- el Rey proclamó: "Rindo homenaje una vez más al pueblo español, el auténtico protagonista de este proyecto singular -y a todos los que, aunque sus nombres no figuren en los textos conmemorativos de la transición, la han hecho en la calle, en su casa, en su lugar de trabajo, en la universidad y, sobre todo, en su cabeza y en su corazón".
Santiago Carrillo defendió lo mismo sobre el protagonismo del pueblo español sin haberlo oído antes. El Rey, matizó, no fue el protagonista, sino el ingeniero que abrió el camino para la restauración de las libertades.
Cuando el codirector del congreso, Álvaro Soto le recordó que en 1975 hablaba de "Juan Carlos el Breve", escuchó con media sonrisa, y atajó socarrón: "Yo dije incluso que era tonto. Se había difundido esa versión sobre sus capacidades. ¡Lo decían muchos universitarios! Quizá usted mismo lo pensaba [risas]. Pero recuerdo que en mi primera conversación con el Rey, siendo yo diputado, me dijo: 'Yo he, estado haciéndome el tonto en este país durante 20 años'. Y yo le dije: pues para hacerse el tonto durante 20 años hay que ser muy listo".
Liriz, profesor en Yale (EE UU) y doctor honoris causa por la Autónoma de Madrid, indicó que fue el monarca el que legitimó la monarquía, y no al revés, en medio de un proceso de transición totalmente "innovador", y "ejemplar". A su juicio, uno de los mayores aciertos de la transición española, en comparación otros tránsitos a la democracia, consistió en dar anclaje a las aspiraciones nacionalistas en la Constitución, en vez de subordinar la elección de las Cortes constituyentes al restablecimiento de los derechos autonómicos, en Euskadi y Cataluña.
El presidente del Senado, Juan José Laborda, pidió a los 400 asistentes al congreso que eviten que "se descuide" el éxito de la transición: el consenso. Una práctica, nacida de una cierta "identificación y ética colectiva", que fue la que permitió romper con la tradición de acabar mal las historias, en expresión de Javier Tusell, codirector del Congreso.
Rodolfo Martín Villa, ex ministro de la Gobernación, no tuvo reparos en mostrar sus heridas, aún abiertas, por la obstaculización en la lucha contra ETA de Valery Giscard D'Estaing cuando era -presidente de Francia. "Cuando le veo participar en mitines políticos [del PP] en España me subo por las paredes".
El congreso, en el que también intervino el ex ministro de Educación José María Maravall, está patrocinado por el Ministerio de Educación y Ciencia, el Colegio Libre de Eméritos, la Comunidad de Madrid, la UAM, la Uned y EL PAÍS, entre otros.
