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Una obra sobre Altolaguirre gana el Premio Nacional de Ensayo

Gonzalo Santonja reivindica a los poetas del exilio

Andrés Fernández Rubio

, La idea de Dámaso Alonso de que algunos de los mejores poemas amorosos del siglo XX español pertenecen a Manuel Altolaguirre es compartida por Gonzado Santónja, que ayer obtuvo el Premio Nacional de Ensayó, dotado con 2,5 millones de pesetas y que concede el Ministerio de Cultura, por la obra Un poeta español en Cuba. En ella se sigue la huella intelectual que Altolaguirre dejó en Cuba entre 1939 y 1944, y que forma parte del importante legado que los intelectuales españoles del exilio extendieron por Latinoamérica, según Santonja.

Cuando a los 14 años leyó Las islas invitadas, de 1926, poemario amoroso de Manuel Altolaguirre, Gonzalo Santonja, de 43 años y profesor de filología española de la Universidad Complutense de Madrid, se quedó "obsesionado", dice, y ahí comenzó su seguimiento de la vida y la obra del escritor. "Hablé mucho con Bergamín y Alberti de él", cuenta Santonja.Albertí le llamaba Tontolaguirre en el mejor- sentido, porque decía que era tan bueno que si salía a la calle con un abrigo y un pobre le pedía, le daba el abrigo. Lo que todos los poetas, de la Generación del 27 ponderan de él es su bondad y generosidad. Fue un editor generosísimo don la obra de sus amigos. Creó la revista Litoral, la revista. Héroe y Caballo verde para la poesía, que dirigía Pablo Neruda.

La idea de poeta menor extendida sobre Manuel Altolaguirre no es aceptada, por Santoña. "Con esa etiqueta lo estudié yo en los libros de bachillerato", dice. "Como si causase problemas reconocer la exuberancia de la Generación del 27, como si no pudiera haber ocho o nueve grandes poetas en esa generación, y no sólo cuatro o cinco".

Una pregunta esperada

Santonja recuerda que, estando en La Habana, la gente le empezó a hablar mucho de Altolaguirre, y quiso seguir su rastro y se encontró "con una sociedad conmocionada con su recuerdo" dice. "Elíseo Diego, el gran poeta cubano, en cuanto escuchó su nombre me dijo. Hacía muchos años, que esperaba que me preguntasen por él, y no las pendejadas que siempre me vienen a preguntar".

Para el autor de Un poeta español, en Cuba, Altolaguirre es un hijo de la derrota que va sembrando por Latinoamérica libros y poemas". "Reivindico la capacidad que tuvo el exilio para convertir la derrota en una victoria de futuro, con la creación de cultura en Latinoamerica", añade Santonja. "Este esfuerzo contribuyó a borrar la imagen de los españoles como gachupines o simples descendientes de los conquistadores.

Manuel Altolaguirre salió de España retrocediendo con el Ejército republicano. Para destacar la importancia de la tarea como editor de Altolaguirre, Gonzalo Santonja cuenta que en esa retirada creó una imprenta móvil y, con la ropa macerada de los muertos de uno y otro bando, publicó tres libros: España en el corazón de Neruda; España, aparta de mí este cáliz, de César Vallejo, y Cancionero menor para los combatientes, de Emilio Prados. En Francia, Paul Valéry lo sacó del campo de concentración y varios amigos, entre ellos Picasso, le pagaron el viaje a México, aunque se vio obligado a desembarcar en Cuba po rque su hija enfermó. Altolaguirre murió, junto a su segunda mujer en un accidente de tráfico ocurrido en la provincia de Burgos en 1959. Dedicado por entonces al cine, había regresado para presentar una película en el Festival de San Sebastián.

Quedó finalista del Premio Nacional de Ensayo la obra La democracia en la encrucijada, de Gurutz Jáuregui. El anterior premiado fue Rafael Sánchez Ferlosio.

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