Una exposición reune los retratos al carbón de Ramon Casas
Una de las generaciones más interesantes que ha tenido España, la que vivió el cambio de siglo, quedó fijada en papel y carbón por la mano de Ramon Casas (Barcelona, 1866-1932), uno de los artistas que mejor supo retratar a sus contemporáneos. Rusiñol, Baroja, Azorín, los hermanos Álvarez Quintero, Isaac Albéniz, Cambó, Pompeu Fabra, Enrique Granados, Manolo, Ramiro de Maeztu, Zuloaga, Prat de la Riba, Pérez Galdós, Unamuno y Torres-García son algunos de los personajes que integran la galería iconográfica que Casas comenzó a realizar hacia. 1897 y que no dejó de incrementar hasta el final de su vida.Ahora, el Museo de Arte Moderno de Barcelona, (MAMMNAC) presenta una exposición en la que enseña más de 200 retratos de Casas pertenecientes todos ellos a sus propios fondos. "La exposición se ha realizado aprovechando que el Museo Picasso de Barcelona organizaba una exhibición sobre la relación de Picasso y la cervecería Els. Quatre Gats", indicó Cristina Mendoza, directora del museo y comisaria de la exposición. "Casas fue uno de los promotores de esta cerveceria, que fue aglutinador de intelectuales y artistas modernistas, y con estos retratos que ahora presentamos había influido mucho en el joven Picasso. Las dos exposiciones se complementan y permiten tener una amplia visión no sólo del arte de cada uno de estos artistas, sino también de la riqueza de una epoca
Galería histórica
Lo cierto es que el paseo por la exposición es como una novela o una película histórica. Casas no se limitaba a retratar fielmente al personaje, sino que personalizaba cada dibujo de forma que aun de lejos es fácil adivinar la profesión o estilo de cada uno. "Mirando estos retratos se explica mejor por qué surgió el modernismo comenta Mendoza. "Pocas veces se ha dado junto tal número de personalidades en todos los ámbitos".
La primera parte de la exposición la ocupan los retratos que Casas había expuesto en 1899 en la Sala Parés de Barcelona. Era su primera exposición individual, pero el artista, que entonces tenía 32 años, se había convertido ya en la figura indiscutible de la pintura modernista. Si en esta etapa los retratos presentan al personaje de cuerpo entero y con algunos rasgos caricaturescos, la segunda etapa, que incluye los dibujos realizados entre 1900 y 1903, es un momento de transición en el que Casas comienza enmarcando al retratado en un contexto relacionado con su trabajo y, poco a poco, se centra exclusivamente en el rostro del personaje. La exposición prosigue con los dibujos que Casas realizó durante los dos años que pasó en Madrid, en donde retrató ya de forma más pictórica a gran parte de los miembros de la Generación del 98, y finaliza con los dibujos que hizo, entre 1905 y 1908, a su vuelta a Barcelona.
Babelia
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