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Los egipcios votan en unas elecciones legislativas sacudidas por la confusión y la desconfianza

Las elecciones parlamentarias que ayer se celebraron en Egipto ofrecieron escenas dignas de formar parte de los más célebres culebrones cairotas y fueron un folclórico tesimonio del estado de tensión, confusión y desconfianza que se apoderó de los comicios. En la jornada electoral tomaron parte 4.042 candidatos de 13 formaciones políticas y decenas de grupos independientes, que se disputan un asiento en la Asamblea Nacional, el Parlamento de 444 escaños, hasta ahora dominado por el Partido Nacional Democrático (PND), del presidente Hosni Mubarak.

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Balas, gases, muertos y amenazas

"¡Terrorista, terrorista!". El hombre que se abalanzó sobre Mamoun Hodeiby, el septuagenario portavoz de la Hermandad Musulmana y candidato al Parlamento por el populoso distrito cairota de Doki, no tuvo tiempo de darle un puñetazo. Se limitó a lanzar gritos y fue expulsado aparatosamente del recinto electoral, instalado en una escuela primaria, por tres fornidos guardaespaldas de Hodeiby. Éstos, a su vez, comenzaron a zarandearlo al coro de "¡tramposo, tramposo, vendido!". Decenas de mujeres se sumaron al alboroto repartiendo codazos e insultos a voz en cuello.Legiones de chiquillos se arrebataban papeletas de votación que candidatos, electores y delegados habían dejado descuidadas. Un policía entrado en años y enfundado en un raído uniforme negro intentó en vano aplacar los ánimos. Tuvo que emprender la retirada a medida que el caos aumentaba en intensidad y decibelios. Él también gritaba. "¡Orden, orden!", se le oyó suplicar antes de desaparecer entre el gentío.

La jornada transcurrió fiel al libreto que desde hace días venían esbozando políticos de los más variados campos. La oposición islamista denunció flagrantes atropellos que iban desde la detención de centenares de simpatizantes de la Hermandad Musulmana hasta casos del fraude más rudimentario. "Ayudados por policías, matones del PND llenaron ánforas con las papeletas del partido oficial", denunciaron los islamistas. Agregaron que a decenas de sus correligionarios se les negó el acceso a las mesas de votación, y, en la ciudad de Ismailía, un candidato descubrió ayer que alguien le había puesto un candado a la puerta de su casa.

Manipulación y trampa

"Manipulación, trampa e intimidación", repetía indignado Hobeidy, a cuya organización el Gobierno acusa de encubrir a los violentos grupos fundamentalistas. El candidato islamista dijo que personalmente constató irregularidades. "Cuando fui a votar en la circunscripción de Heliópolis, donde estoy registrado, nadie pudo hallar mi nombre en las listas", declaró Hobeidy blandiendo el pequeño carné rosado con el número 580. "Gracias al barullo que armé y a la presencia de un equipo de televisión, me dejaron finalmente votar tras garrapatear apresuradamente mi nombre en el registro", agregó.Según la oposición islamista y sus aliados del Partido del Trabajo, decenas de candidatos y centenares de simpatizantes tuvieron menos suerte. "Agentes del Gobierno y fuerzas de choque del partido de Mubarak les detuvieron o les impidieron llegar a los centros de votación. En varias partes del país, algunos incluso recibieron palizas", dijo un portavoz de los laboristas. "Teníamos grandes esperanzas de que las elecciones brindarían una oportunidad para un verdadero cambio hacia la democracia. Pero después de lo que ha ocurrido hoy nada raro será que los jóvenes se pasen al lado de los grupos militantes. Muchos de nuestros cuadros están frustrados y hartos de tanto abuso", comentó otro representante del mismo partido.

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Ése era anoche un escenario posible, algo que evidentemente no preocupaba al PND ni al Gobierno. El partido de Mubarak, que controla dos tercios del Parlamento, parecía más bien inclinado a cantar victoria, incluso mucho antes del cierre de las urnas. "Es el pueblo el que decide, y claramente el pueblo apoya mayoritariamente al PND", dijo con evidente confianza Nabil Osmán, el presidente del Servicio Estatal de Información y considerado el arquitecto del primer proceso electoral desde los comicios de 1990, que fueron boicoteados por la oposición.

Osmán desmintió categóricamente las denuncias de irregularidades. "Son calumnias de los terroristas y sus cómplices. El PND no necesita hacer trampas. Tiene todo el apoyo del pueblo", dijo Osmán.

El propio Mubarak se encargó de subrayar el carácter "democrático" de las elecciones durante una entrevista de dos horas retransmitida por la televisión en la víspera de la votación; en la que no se han autorizado observadores internacionales. Su principal objetivo fue persuadir al electorado de que, acudiera a las urnas para evitar una repetición del embarazoso absentismo de los últimos comicios. Según, datos extraoficiales, sólo una cuarta parte del electorado de 21 millones de egipcios votó en esa consulta.

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