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Aznar anima al exilio anticastrista a buscar una transición pacífica a la democracia

ENVIADO ESPECIALJosé María Aznar cumplió ayer un antiguo deseo: estrechar relaciones con el exilio cubano. Todo el fragmentado espectro de la oposición al régimen de Fidel Castro desfiló ante él durante la jornada del miercoles en Miami, desde los duros opuestos a toda negociación y los ex combatientes de la frustrada invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón para los cubanos del interior) hasta los dialogantes, como Eloy Gutiérrez Menoyo, pasando por Jorge Más Canosa, cabeza visible del influyente lobby cubano en Estados Unidos. Aznar insistió en recomendar a sus interlocutores una transición ordenada y pacífica a la democracia y la búsqueda de unidad y de consenso.

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Por la mesa de Aznar pasaron, sucesivamente, desde Miguel Angel Tudela y Miró Torres, representantes de la asociación de municipios en el exilio y de los veteranos de Bahía de Cochinos, hasta históricos descolgados de la revolución, como los comandantes Hubert Matos y Eloy Gutiérrez Menoyo.También lo hicieron los representantes de las corrientes políticas liberal, democristiana y socialdemócrata, y el presidente del Comité Cubano de Derechos Humanos. La jornada terminó con una comida con la junta directiva de la Fundación Cubano Americana, de Jorge Más Canosa, tradicionalmente defensora del embargo impuesto por EE UU a la isla, aunque últimamente en evolución hacia posiciones más matizadas. Aznar conversó con un grupo de antiguos prisioneros políticos.

Al concluir los encuentros, Aznar declaró que el proceso hacia la democracia en Cuba lo deben hacer los cubanos "de dentro y de fuera". Su deseo es "una transición política ordenada hacia las libertades políticas y económicas".

Aznar no oculta que discrepa del enfoque que el Gobierno trata de dar a la firma por la UE de un tratado de cooperación con Cuba, con la esperanza de conseguir cierta liberalización. Los acuerdos, señaló ayer, "no deben ser políticamente incondicionados", sino que deben permitir un avance concreto de los derechos humanos.

Durante las conversaciones, alentó también la "búsqueda de espacios" de consenso entre organizaciones del exilio que se multiplican como hongos. Por eso se felicitó de la formación del Concilio Cubano, un acuerdo de pacto democrático entre formaciones diversas que por primera vez se ha presentado públicamente en La Habana con nombres y apellidos de sus integrantes.

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"No es cuestión de partido"

Ante la directiva de la Fundación Cubano Americana, Aznar dijo que ha viajado a Miami para "abrazar a la Cuba del exilio" y advirtió que la política de España hacia la isla "no es cuestión de partido", porque "toda España apoya una transición pacífica que lleve a Cuba a la libertad y la democracia". En su actitud, dijo, "no hay ni habrá nunca complicidad alguna que menoscabe la libertad del pueblo cubano".Para dejar las cosas aún más claras, Aznar ha descartado expresamente una posible visita a la isla, "porque no se dan las condiciones necesarias". De las preguntas sobre la aparente incoherencia entre su política y la del presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, que ha visitado a Castro en La Habana y le ha recibido en Santiago de Compostela, salió como pudo: "Hablamos mucho de estas cuestiones Fraga y yo".Más allá de las reuniones oficiales, Aznar ha multiplicado los gestos hacia el casi millón de cubanos exiliados en el sur de Florida. Visitó el martes la ermita de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla; se entrevistó con uno de los dos obispos cubanos de la diócesis, y paseó por la Calle Ocho, en el corazón del barrio de los residentes llegados al exilio. El lobby cubano es una de las puertas de entrada para conseguir presencia en las esferas oficiales de EE UU.

Aznar dedicó la noche del martes a otra colonia influyente en el ámbito hispano del Estado de Florida: los 20.000 residentes españoles.

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