Magnífico 'melo' mexicano
Aunque con cuentagotas, algo está llegando últimamente a las pantallas españolas de la incipiente edad dorada que corre en el cine de México de la últimos años. Raro es el festival internacional significativo donde cada año no asoma alguna muestra de una cinematografía que por ahora cuenta con escasos recursos económicos, pero en la que abundan cada vez más los brotes de singularidad y de talento, de ganas de contar las cosas de siempre (que son las únicas que tienen interés) y, lo que es más importante, de hacerlo con formas nuevas de contarlas y una poderosa voluntad de estilo.Una de las más sólidas tradiciones del cine mexicano histórico está en su peculiar manera de enfocar y desarrollar las tradiciones del melodrama y con frecuencia de la parte más exagerada de este, el puro y duro melodramón. Eran inimitables las incursiones de Luis Buñuel en este difícil territorio del cine clásico y el cineasta por excelencia hizo inolvidables ejercicios de astucia en su aprovechamiento irónico de este fértil filón del cine de su país de adopción. Estos ejercicios del maestro han imprimido caracter, como tantas otras cosas suyas, en el cine mexicano actual y esto se percibe en El callejón de los milagros.
El callejón de los milagros
Dirección: Jorge Fons. Guión: Vicente Leñero, basado en la novela de Naguib Mahfuz. Fotografia: Carlos Marcovich. Música: Lucía Álvarez. México, 1995. Intérpretes: Salma Hayek, Ernesto Gómez Cruz, María Rojo, Bruno Bichir, Delia Casavova, Daniel Jiménez Cacho. Estreno en Madrid: Palacio de la Prensa, Bristol, Renoir Plaza de España.
Ahora mismo, por ejemplo, Arturo Ripstein está forjando una estirpe de melodramas de fortísima originalidad, inspirándose en alguno (Principio y fin) de ellos en la narrativa del premio Nobel egipcio, Naguib Mahfuz, cuyo trasplante de El Cairo a la ciudad de México resulta de una desarmante facilidad. Un cineasta de la escuela de Ripstein, Jorge Fons, ha entrado en el gran cine mexicano con casi idéntico pretexto literario: otra novela de Mahfuz. El resultado no tiene la matemática exactitud, la gravedad y complejidad del estilo de Ripstein, pero no le falta parentesco, aunque el de Fons es un cine más fácil de ver, más ligero, menos duro y complicado.
Es El callejón de los milagros una película muy bien ordenada, muy precisa, agil y bien contada, pero mejor que bien interpretada, gracias a un juego de reparto coral competentísimo, inteligente y homogéneo, que engancha al espectador del hilo del emotivo entramado del drama y no lo suelta ni un instante, desde el arranque hasta el desenlace. Un gratificador, grande y noble trabajo colectivo.
Babelia
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