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El cadáver de la, niña Eva Lavandeira, hallado en un arroyo a dos kilómetros de donde se perdió

Xosé Hermida

El cadáver de Eva Lavandeira, la niña autista de cinco años desaparecida el pasado domingo en Vimianzo (La Coruña), fue encontrado ayer, sin signos de violencia, en un pe queño prado del bosque donde se la había visto por última vez. Cuatro vecinos del pueblo,. que rastreaban el monte en una batida organizada por el padre, hallaron el cadáver en un regato. Estaba a dos kilómetros de donde hace siete días la dejó su padre, en una furgoneta, mientras vigilaba una manada de caballos salvajes. La zona ya había sido rastreada, y uno de los participantes en la búsqueda llegó a estar a 40 metros del lugar.

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"Tenía una mano apoyada sobre la barbilla y estaba con la cara tendida sobre el suelo, en un regato de unos 20 centímetros de profundidad. Parecía que hubiese estando durmiendo allí", explicó José Juan Bermúdez, uno de los voluntarios de Protección Civil que acudió al lugar del hallazgo. "El cuerpo tenía un aspecto incluso sano", añadió.La pequeña tenía las piernas en el agua y la mitad superior del cuerpo fuera del arroyo. Le faltaba un zapato, y la parte inferior de su chándal estaba bajada hasta las rodillas, aunque el propio Bermúdez precisó: "Yo creo que se le pudo. caer perfectamente por el agua o al tropezar con los matorrales".

El dispositivo oficial de búsqueda se había suspendido el pasado jueves, después de que las autoridades concluyesen que Eva no se encontraba en el bosque, ante la falta de resultados tras cinco días de intenso rastreo.

Agentes especiales de la Guardia Civil, centenares de vecinos, cazadores acompañados de sus perros -algunos de los cuales llegaron a estar a unos 700 metros del lugar- y hasta un equipo de espeleólogos, que se introdujo en los pozos de una mina de wolframio abandonada, habían batido el bosque sin hallar el más mínimo resultado.

El gobernador civil de La Coruña, Carlos Vacas, incluso anunció, el jueves que la investigación policial se iba a encaminar en otras direcciones, al descartarse la hipótesis inicial de que la pequeña se hubiera perdido en el monte. Las autoridades estaban preparando la distribución por toda España de cientos de carteles con la foto de Eva.

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Sin embargo, algunos vecinos de Vimianzo, a petición del padre, decidieron seguir el rastreo por su cuenta. Sobre las seis y cuarto de la tarde de ayer, cuatro de ellos, entre los que se encontraba un primo del padre, hallaron el cuerpo en el regato, semioculto por unos matorrales.

Desde el principio de la búsqueda, los perros adiestrados de la Guardia Civil habían logrado seguir durante un trecho el rastro de la niña, que se perdía en el arroyo. "Siempre sospechamos que Eva pudiese estar en algún lugar a lo largo del curso del regato", confesó un miembro de Protección Civil. Aunque el caudal del arroyo es escaso, las lluvias caídas en los últimos días han provocado pequeñas riadas en el bosque

El lugar en el que apareció el cuerpo, un pequeño prado en las estribaciones de una colina, está a unos dos kilómetros de la carretera de acceso al Monte Faro, donde el domingo, como ya había hecho en otras ocasiones, la pequeña se quedó en el coche de su padre, José Lavandeira, mientras éste echaba un vistazo a unos caballos salvajes de su propiedad. Cuando Lavandeira regresó, un cuarto de hora más tarde, el vehículo estaba abierto y Eva había desaparecido.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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