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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Deliciosamente predecible

Phil Woods es discípulo acérrimo de Charlie Parker, pero sólo en lo que concierne a lo estrictamente musical; en lo vital no parece dispuesto en absoluto a someterse a las condiciones que invitaron a su, maestro a la autodestrucción. "Por supuesto que Parker es mi héroe", confesaba Woods en una entrevista reciente, "pero ahora que me voy haciendo mayor, creo que el verdadero reto consiste en llevar tu saxo bajo el brazo durante 80 años y tocar toda tu vida sin excesos, sin drogas, sin fama; simplemente ir a lo tuyo como un supermúsico". No es ésta mala filosofía de cara a la vejez; particularmente prudente cuando lo que importa es mantener un nivel interpretativo tan envidiable cómo el suyo y lucir palmito musical por esos escenarios del mundo mientras las fuerzas aguanten.Y no parece que le vayan a fallar en un futuro próximo. Si !e afila el espíritu crítico, quizá se pueda detectar que su sonido ha perdido una pizca d e la redondez de antaño pero, a cambio, ha gánado una buena porción de volúmen. Sopla sin contorsiones ni aspavientos, sin descomponer la figura, toreando con pases mientras mira al tendido. También permanece inalterable su fraseo fluido y deslumbrante, rico en citas autocomplacientes y en swing jubiloso; sus solos, verdaderos compendios de lógica estructural y pulcritud formal, siguen teniendo el encanto de la miniatura perfecta. Su sempiterna gorrilla de estibador portuario le pone techo a miles de ideas acumuladas en décadas de aprendizaje junto a los más grandes. Hoy, a pesar de que su gusto como solista muestre aspectos discutibles, él es el maestro,

The Phil Woods & Cedar Walton

QuartetPhil Woods (saxo alto), Cedar Walton (piano), Jesse Murphy (contrabajo) y George Fludas (batería). C. M. U. San Juan Evangelista. Madrid. 24 de noviembre

No menos magistrales resultan los despliegues expresivos de su compañero Cedar Walton. El mejor resumen del estilo de este sibarita del teclado lo formuló Oscar Peterson, árbitro del virtuosismo pianístico, cuando afirmó, que es uno de esos afortunados instrumentistas de línea larga., capaz de ordenar docenas de notas en la mente antes de darles salida de forma siempre educada.

.En su concierto madrileño, favorecido por una magnífica sonorización, dejó muestras por doquier de esta cada vez más rara cualidad y, junto a su lujoso socio y a una sección rítmica digna de este nombre, rubricó un concierto deliciosamente predecible, montado sobre piezas de Charlie Parker y otros clásicos que, como Woods, aspiran a una vejez plácida.

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