_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Magnanimidad

Rosa Montero

Hace unos días salieron de Ceuta, con dirección a la Península, cincuenta inmigrantes "que no participaron en la batalla campal": probablemente tuvieron más paciencia, más inteligencia y más suerte (eso sobre todo) que sus compañeros rebeldes, aquellos que se vieron inmersos en la refriega ceutí. Es curioso ese énfasis de las noticias para resaltar que "no participaron": son negros, pero de los buenos, dice el mensaje subliminal. Y también: si eres bueno, a lo mejor hasta te dejamos entrar en el paraíso. Un argumento dudoso, porque los inmigrantes llevaban en Ceuta un par de años, hacinados, jeringados y olvidados, y si ahora han entrado cincuenta es gracias al follón organizado por los rebeldes. 0 sea, gracias a la agresividad, no a la docilidad.Pero ¿qué agresividad? Creo que . los sucesos de Ceuta han sido un perfecto ejemplo del racismo elemental que nos habita. Porque es racismo la sospechosa, instantánea y acalorada unanimidad con que todos los medios de comunicación adjudicaron a los inmigrantes (a los negros malos) la autoría del disparo que hirió al policía, mientras que la noticia de que la bala pertenecía a otro policía salió muchos días después, y en pequeñito. Y es racismo hablar tanto de la violencia de los inmigrantes, pero muy poco de la de su situación y prácticamente nada de todos esos ceutíes que, cuando la refriega, se lanzaron entusiásticamente a la calle a apalear negros. Los inmigrantes descalabrados terminaron en la cárcel y deben de seguir ahí; los blancos linchadores están libres y sin cargos, y supongo que el pueblo agradecido les construirá una estatua. Ahora, varias semanas después, sin habernos responsabilizado de lo que pasó, admitimos en la Península a cincuenta negros de los buenos mientras llenamos Ceuta de alambradas. Somos encantadores y magnánimos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_