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MAGNICIDIO EN ISRAEL

Inequívoco reconocimiento árabe

El rey Hussein de Jordania y el presidente egipcio, Hosni Mubarak, dieron ayer con su presencia en Jerusalén un inequívoco reconocimiento árabe a los esfuerzos de paz del asesinado líder judío. Pero el viaje relámpago a la disputada capital de Tierra Santa debió de tener para ambos viejos ecos luctuosos.Para el monarca hachemí fue la primera visita desde el fatídico 21 de julio de 195 1, cuando presenció el asesinato de su abuelo el rey Abdalá, alcanzado por las balas de un palestino a las puertas de la mezquita de Al Aqsa.

El destino del actual presidente egipcio también está vinculado con la turbulenta historia de la disputada ciudad. Su antecesor, Anuar el Sadat, fue asesinado por extremistas musulmanes en 1981, tres años después de su histórica. visita a Jerusalén, que abrió el camino hacia el primer tratado de paz entre un país árabe y el Estado judío.

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Hussein y Mubarak optaron obviamente por ignorar los riesgos políticos internos que todavía entraña la visita de un líder árabe a Israel.Las fuerzas de la oposición en Jordania y Egipto van invariablemente a denunciar el gesto como una afrenta a las reivindicaciones árabes sobre Jerusalén.

El rey Hussein, que tributó un emotivo homenaje a la memoria de Rabin, no sólo es respetado, sino querido y admirado en Israel. Mubarak, en cambio, provoca cierta desconfianza.

Las relaciones entre Egipto y Jordania sufrieron un inesperado sobresalto la semana pasada, cuando el Gobierno de El Cairo acusé a Ammán de "apresurarse demasiado" a establecer relaciones económicas con Israel, un objetivo que es visto por muchos árabes como una "trampa israelí" para monopolizar el control financiero en la región.

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Esas diferencias no eran visibles durante las ceremonias de ayer, pero sí lo era el tono de las palabras que ambos líderes pronunciaron ante el féretro de Rabin. El rey fue lírico y no pudo disimular su emoción cuando declaró al desaparecido primer ministro como "un amigo y un auténtico soldado por la paz".

El presidente egipcio se limitó a dar oficialmente las condolencias de su país en el más riguroso estilo protocolario. "Ésta no es una visita oficial. Sólo cumplo con el deber de participar en el funeral", había declarado en El Cairo poco antes de abordar el avión hacia Israel. "Voy exclusivamente a dar las condolencias a la familia y al pueblo por un hombre que trabajaba por la paz", subrayó.

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