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El presidente de los Emiratos se plantea perdonar los azotes a Sarah Balabagan

La joven ya ha cumplido más que la pena a que está condenada

El presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), jeque Said Ben Sultan al Nahayan, declaró ayer estar considerando perdonar los 100 latigazos a los que se condenó el pasado lunes -además de a un año de cárcel- a la criada fílipina Sarah Balaagan, de 16 años, acusada de matar a su patrón y violador. "No es definitivo, pero está bajo seria consideración", manifestó sobre el perdón, de los azotes una fuente presidencial. Balabagan podría ser deportada muy pronto, toda vez que ya ha cumplido 15 meses de cárcel.

Los padres de Sarah, musulmanes, la visitaron ayer y la llevaron ropa nueva y plátanos.Según la embajada filipina, que supervisó el encuentro familiar, la joven dijo: "Deseo que me azoten si eso significa la libertad inmediata. Pero aún espero el perdón del jeque Said". Balabagan había pedido clemencia al presidente emiratí el pasado martes mediante una llamada telefónica a su padre.

Sarah contó en persona a sus padres que había visto azotar en prisión a dos jóvenes filipinas, a una de las cuales dijo haber aliviado luego con un masaje.

También. Faraj Al Baluchi, hijo del patrón de Sarah, abogó ayer contra los latigazos. "Si yo pudiese enviar un mensaje al jeque Said", dijo, "le pediría que la perdonase los latigazos y el año en prisión". Faraj, con su hermano Obeid, aseguró en una comida con el embajador filipino: "Espero que el jeque Said la perdone. Nosotros la hemos perdonado".

La campaña« internacional de solidaridad con Sarah, desencadenada tras conocerse su condena a muerte, se recrudeció con la noticia de la posible flagelación. Los parlamentarios socialistas franceses, algunos congresistas estadounidenses, Amnistía Internacional y diversas organizaciones de derechos humanos de Filipinas y Europa han manifestado en los últimos días su repulsa al castigo corporal. La protesta ha puesto sobre el tapete la dura vida de las emigrantes asiáticas a países como los del Golfo o Singapur, donde en marzo pasado fue ahorcada otra criada filipina.

Ante las protestas, expertos emiratíes han especificado que la ley islámica prevé que los latigazos sean aplicados por una mujer policía que, mientras golpea, mantenga un libro bajo el sobaco para restar fuerza a los azotes.

En otro intento de apaciguar los ánimos sobre el caso Balabagan, Rubén Torres, secretario del presidente filipino Fidel Ramos, dijo que el castigo podría, ser simbólico e indoloro. El juez que emitió la sentencia, jeque Biya Al Saliq, señaló que el número de latigazos podría depender del umbral, del dolor de la condenada.

Balabagan también fue sentenciada el lunes a indemnizar a la familia de su patrón con unos cinco millones de pesetas. Esa cantidad ha sido pagada ya, al parecer, por un industrial filipino. La indemnización sustituía a la compensación en sangre, prevista en la legislación islámica.

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