Todo para Sandra

Más allá de que se trate de una comedia sencilla, muy sencillita, Mientras dormías es sobre todo una confirmación, la del repentino estrellato a que ha llegado su dinámica, competente protagonista, Sandra Bullow, la intérprete, entre otras, de Speed o de Demolition Man. Dueña de un rostro anguloso y enigmático, pero también de una simpatía instantánea, Bullow se ha convertido en heroína de filmes de acción y hasta en musa de producciones independientes, como la espléndida Esa cosa llamada amor, de Peter Bogdanovich. Pues bien, alguien ha pensado que la chica debía demostrar también sus aptitudes para el género mayor de estos tiempos en el cine USA, y ahí queda eso: un vehículo para su lucimiento personal que, como todos los de su clase, tiene lo que hay que tener, que no es otra cosa que una historia "humana", algunos toques de humor, alguna lagrimilla y mucha, mucha mermelada. ¿Es extraño que en pocos meses se haya erigido en uno de los fenómenos recaudadores de la temporada?Con más oficio que talento, los responsables del filme han urdido una historia que revisa la sempiterna trama de Cenicienta. Aquí, la heroína es una huérfana que obra como colaboradora del metro de Chicago, el príncipe es un apuesto ejecutivo que le compra cada día su billete, el hada madrina tiene las sucesivas caras de prácticamente todos los que rodean a la pobrecita, en especial la familia del príncipe; el incidente que une a chica y chico no es un baile, sino un intento de robo y posterior accidente que sufre él, mientras que la bruja malvada no es más que un equívoco que será el responsable de prácticamente todo lo que en el filme ocurre. Pero como los tiempos son los que son, entre príncipe y Cenicienta lo que se concretará no será precisamente un matrimonio.

Bullock sale bien librada de la apuesta. A falta de algo más consistente sobre lo que fijar la atención, se puede apuntar que hay un par de detalles meramente curiosos que la película deja entrever. Uno, la sanción de la promoción social a través del braguetazo. Y dos, que parece un remedo edulcorado y de gran consumo del pasoliniano Teorema.