Las universidades quieren ser evaluadas y no clasificadas
El profesorado teme la propensión al 'ranking'
Que los estudiantes den el salto del COU a la Universidad desconociendo el nivel de calidad de los estudios que van a realizar y qué factores cualitativos diferencian a unas carreras de otras es algo que va contra su derecho a poder elegir lo que más les convenga. Una evaluación de las universidades representa un primer mecanismo corrector; las propias universidades coinciden en este punto. Sin embargo, los docentes temen que se produzca un sistema de clasificación o ranking de las universidades una vez entre en vigor el próximo curso el Programa de Evaluación Institucional de la Calidad de las Universidades.El plan fue aprobado por unanimidad por los 45 rectores que participaron en el pleno del Consejo de Universidades (CU) celebrado en Almería el pasado 26 de septiembre. Los estudiantes aprueban el plan "siempre que, una vez salgan los resultados, el corporativismo no pase por delante de las ganas de mejorar la docencia", afirma José Manuel Rodríguez, subdelegado de estudiantes en la Universidad Politécnica de Madrid. "Cuando un profesor funciona mal", añade José Manuel, "los otros le cubren las espaldas y, por pudor, se tapan los desaguisados".
De primera y de segunda
Este proyecto de evaluación no establecerá un ranking, pero, como dijo el ministro de Educación y Ciencia en Almería, "será imposible evitar que los medios de comunicación elaboren una lista de clasificación". Conviene recordar que cuando se puso en práctica un plan nacional de evaIuación de la investigación, y los diarios publicaron una lista, hubo un sinfín de protestas por parte de algunos estamentos universitarios. Los sindicatos de profesores consultados (FETE-UGT, CC OO y STEC) aceptan el nuevo programa, pero siempre que éste no sirva para caer en un ranking que defina "universidades de primera y de segunda" y "que no se evalúen sólo los resultados, sino, sobre todo, los rendimientos, el grado de aprovechamiento de los recursos", afirma Josep Ferrer, responsable de Universidad de CC OO. "Entendemos la evaluación como un primer paso para ofrecer un servicio de calidad, pero será muy importante que se aplique una evaluación externa por parte de expertos", interviene la responsable de FETE-UGT, Teresa Muñoz. Por su parte, Antonio Viñas, de STEC, añade una pregunta: "¿Por qué no se evalúan también otros colectivos de interés social, como por ejemplo, la sanidad?".Desde mediados de los ochenta, algunas universidades españolas habían practicado evaluaciones internas sobre docencia e investigación con sondeos en los que participaban incluso los estudiantes calificando a sus profesores. Pero esta autoevaluación padecía de secretismo: cada profesor recibía en un sobre cerrado la opinión de sus alumnos y quedaba en sus manos el introducir o no variaciones en su comportamiento docente. Lo que pretende el nuevo plan es llegar más allá de la evaluación personal, dando el paso hacia el rendimiento de la institución en general y aplicando, asimismo, una evaluación externa llevada a cabo por expertos ajenos a la Universidad. Algunas universidades han participado ya, entre 1992 y 1994, en un programa experimental propuesto por el CU y basado en modelos de otros países de la UE.
Una de las características del programa aprobado por el CU (órgano consultivo de Educación cuyas decisiones no son vinculantes, en el que participan los rectores de las 45 universidades, directores de Educación de las autonomías, 10 consejeros elegidos por el Parlamento y 5 nombrados por el Gobierno) es precisamente hacer públicos los resultados de una evaluación practicada en términos multidimensionales, donde intervendrá toda una serie de factores valorados por separado: una titulación determinada, la docencia, la investigación, los alumnos, los servicios, la gestión económica. "Factores que no se podrán sumar entre sí, pero que darán una radiografía de cada universidad para poder establecer nuevos planes internos, creando, además, la posibilidad de que las universidades sean mejor conocidas por el entorno social", explica Francisco Michavila, secretario general del CU.
Interesa participar
La participación de las universidades será voluntaria, nadie puede obligarlas por respeto a su autonomía, y será el Ministerio de Educación y Ciencia el que subvencione los gastos a partir de Un programa modelo, en fase de elaboración en el seno del CU. "A todas les interesará porque, en caso contrario, se quedarán aisladas", afirma Juan Fernández, profesor titular experto en evaluación de la Universidad Complutense de Madrid. "Sin una evaluación institucional", añade, "no se pueden tomar decisiones bien fundamentadas. ¡Bienvenida sea la evaluación!", exclama; "nos permitirá programar con sensatez; pero, ¡cuidado!, porque hay evaluaciones cosméticas". "No existen los buenos y los malos", añade Juan Fernández, "no es ofensivo para nadie que se establezca una serie de criterios de excelencia y sí es bueno para el país; criterios que toda universidad debe tratar de alcanzar al máximo; esto está asumido ya por la comunidad internacional: los países de la UE y de la OCDE llevan años en el tema".
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