La reivindicación de Jerusalén por Israel desinfla la cumbre de Ammán
Apasionadas reivindicaciones políticas llevaron ayer la incertidumbre a la Conferencia Económica de Oriente Próximo y el Norte de África cuando Israel volvió a declarar categóricamente su absoluta soberanía sobre Jerusalén. "El caso de Jerusalén está cerrado Jerusalén jamás fue la capital de Palestina", declaró el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres, en una conferencia de prensa en la que quedó fielmente reflejada la desconfianza árabe frente al proyecto norteamericano de crear un mercado común regional. Peres propuso resolver la cuestión de Jerusalén, que palestinos e israelíes se disputan como su capital, "en términos espirituales y religiosos". "En términos políticos, no; eso es otra historia", afirmó. Tan furioso quedó el líder palestino Yasir Arafat que resolvió suspender la conferencia de prensa que tenía programada.
En el campo estrictamente económico, Peres afirmó que Israel no tiene intención alguna de monopolizar la economía regional y que tampoco necesita de aliados comerciales árabes para mantener su acelerado ritmo de crecimiento.
Peres reiteró, por otra parte, que Israel espera un avance en los esfuerzos para desbloquear las negociaciones de paz con Siria, una gestión que el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, retomó, aunque sin ningún resultado visible, durante el encuentro que sostuvo ayer en Damasco con el presidente Hafez el Assad. Optimismo ciertamente no había entre los delegados israelíes. No había que ser un experto para afirmar que el presidente Assad no tiene interés en cosechar los beneficios económicos de la paz en la región tal como son presentados en la conferencia de Ammán.
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