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LA SITUACIÓN EN LOS BALCANES

6.000 bosnios de Srebrenica fueron asesinados por s serbios, según el relato de los supervivientes

Seis mil cadáveres siembran desde el verano los campos de la muerte de Srebrenica. Los renglones de la página más negra del conflicto de los Balcanes, la que puede haber sido la mayor matanza en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, ya están siendo escritos. Varios reporteros de The Washington Post y The New York Times han reconstruido en las últimas semanas los sangrientos sucesos que siguieron a la caída del enclave musulmán de Srebrenicva, el pasado mes de julio, tras una ofensiva de las tropas serbobosnias. Los testimonios de supervivientes de las ejecuciones sumarias, de responsables de la ONU y de organizaciones humanitarias y de los propios campesinos serbios del este de Bosnia coinciden en confirmar el horror.

"Urgente. Urgente. Urgente. El Ejército serbobosnio está entrando en la ciudad de Srebrenica. Que alguien lo detenga inmediatamente y salve a esta gente. Hay miles alrededor del hospital. Socorro". El funcionario de la ONU que envío este mensaje a sus superiores en Ginebra a primeras horas de la tarde del 10 de julio alertaba de la ofensiva definitiva contra el enclave, una teórica zona protegida por las Naciones Unidas donde se hacinaban 40.000 civiles y dos millares de milicianos bosnios. Nadie contestó a la llamada de auxilio.Aviones y satélites espía norteamericanos fotografiaron el 14 de julio campos de concentración en los que centenares de bosnios se hallaban confinados. Dos semanas después, comprobaron que los mismos lugares se hallaba vacíos, aunque se apreciaba que la tierra había sido removida. Las últimas pruebas estadounidenses, que incluyen la supuesta participación de tropas de Belgrado en el asalto final a Srebrenica, han sido entregadas al tribunal internacional que juzga los crímenes de guerra de la antigua Yugoslavia.

Unos 15.000 habitantes de Srebrenica, en su mayoría hombres en edad militar, intentaron huir hacia el territorio controlado por el Gobierno de Sarajevo a través de las boscosas colinas que rodean el enclave. Pero las tropas del general Ratko MIadic les dieron caza con sus morteros y blindados en decenas de emboscadas. Menos de la mitad consiguió ponerse a salvo más allá de las líneas serbias.

Otros, como Nezad Avdic, de 17 años, fueron hechos prisioneros tras dos noches de éxodo junto con miles de hombres huidos del enclave. Tras ser conducido a Bratunac, en la frontera entre Serbia y Bosnia, donde permaneció dos días en un camión, Avdic fue llevado a una escuela de las inmediaciones de Karakaj.

"Me di cuenta de que nos iban a matar", explicó Addic, "cuando me introdujeron en un camión con un centenar de prisioneros". El joven fue fusilado de madrugada, pero despertó conmocionado al amanecer en un campo sembrado de cadáveres. "Vi una bota junto a mi cabeza pero, como el prisionero que estaba a mi lado gritaba mal herido, le remataron a él. Quería que me matarán también a mí y pensé en gritar. Pero cambié de idea". A su lado, un soldado serbio bromeaba con su compañero. "Se ha dado bien la caza. Había muchos conejos aquí", escuchó Avdic postrado y herido en el estómago.

Los otros 25.000 habitantes de Srebrenica se habían agrupado, presos del pánico, en torno al cuartel de los cascos azules holandeses en la cercana aldea de Potocari, donde se registraron varios casos de secuestro y violación de jóvenes bosnias. Casi todos fueron enviados después en autobuses a la ciudad de Tuzla, 80 kilómetros al norte y en manos del Ejército gubernamental.

Hurem Suljic, un carpintero inválido de 55 años, pensé que los serbios le iban a dejar subir con su familia al autobús que se dirigía a Tuzla cargado de mujeres, niños y ancianos. Pero unos 400 hombres fueron llevados aparte y embarcados en otros autobuses con destino a un almacén de Bratunac. "Parecían elegir a los más jóvenes y fuertes", relata Suljic, "y en el exterior se oía un ruido muy característico, como cuando se descuartiza a un animal".

Cadáveres apilados

Al caer la tarde, Suljic fue llevado al gimnasio de una escuela cercana a la localidad de Karakaj, donde se agolpaban unos 2.500 detenidos. Al mediodía siguiente, el general MIadic ordenó sacar a todos los hombres en grupos y llevarlos en camiones hacia una una carretera secundaria. El carpintero bosnio salió al caer la noche. Bajo la luz de la luna llena fue colocado en una fila de prisioneros antes de que los soldados bosnios le ametrallaran. Muchos de sus compañeros cayeron desplomados sobre él, que sólo resultó herido. Desde la hierba en la que yacía vio como los cadáveres eran apilados por una pala excavadora.

Campesinos serbios de los alrededores de Srebrenica confirman que miles de prisioneros bosnios estuvieron detenidos en escuelas de la zona antes de ser fusilados. Bratislav Grubacic, un periodista de Belgrado que cubrió la información de la caída de Srebrenica, sostiene que existen al menos 10 fosas comunes en la región, con centenares de cadáveres cada una de ellas. "La gente siente miedo y vergüenza por lo que pasó", sentencia el reportero serbio.

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