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Las razones del trabajo de los mineros

Como consecuencia de los espantosos y trágicos accidentes, que se han llevado las vidas y esperanzas de 18 compañeros mineros, en los pozos San Nicolás y, Candín de Hunosa, que ya suman 29 en la minería, asturiana este año, se han desatado todo tipo de comentarios en los medios de comunicación, como no podía ser menos ante la gravedad del accidente que ha conmovido a todo el país. La inimensa mayoría de los medios de comunicación han recogido el sentir y el dolor de Asturias y de toda la familia minera. Pero como casi siempre ocurre, algunos se han extralimitado en sus comentarios y han aprovechado este terrible y trágico accidente para hacer juicios políticos sobre la conveniencia de mantener nuestra mínería de carbón y sacando a relucir el coste de ayudas públicas que nuestra minería de carbón supone, utilizando una demagogia incalificable y ha ciendo un ejercicio mezquino desde pe nas no sentidas. Si se siente dolor por la muerte de 29 mineros que han pagado con su vida el derecho de poder llevar un salario a: su casa y mantener a sus hijos, no se pueden verter comentarios como los que hemos tenido que leer y oír, sobre si las minas debían ser cerradas o no.En primer lugar vaya por delante que ningún minero quiere para su hijo el trabajo en la mina. Todos queremos que nuestros hijos tengan otro tipo de trabajo distinto, ni tan duro ni arriesgado como el de minero. Los mineros no tenemos un comportamiento masoquista ni sádico, ni bajamos a la mina por placer. Al contrario, les respetamos profundamente porque. somos los que mejor conocemos los riesgos que conlleva el trabajo en el interior de la tierra. Simplemente trabajamos en la mina porque no hay otro trabajo en los lugares donde vivimos que no sea la dureza del trabajo en, la mina y desde luego los salarios (bastante escasos) no van en paralelo con este esfuerzo,. ni con el riesgo, a pesar de lo que algunos creen equivocadamente.

Las razones de que donde hay minería casi siempre se da un monocultivo industrial hay que buscarlas en el origen. Las minas y yacimientos se encuentran donde en la naturaleza, por, sus condicionamientos geológicos, surgen; y al calor del descubrimiento minero iba creciendo el poblado minero para convertirse posteriormente en pueblos y comarcas minerías.

Muchos empresarios mineros se oponían en el pasado a la diversificación industrial de estas zonas porque indudablemente les podía quitar mano de obra de la mina y así constituían economatos, escuelas y servicios propios en tomo a las explotaciones mineras. Sólo se construían las inifraestructuras. básicas y necesarias para. el transporte del mineral y de los materiales para la explotación minera.

Estas situaciones heredadas del pasado, a las que se pueden añadir dificultades geográficas, han hecho que en las comarcas mineras toda la vida se focalice hacia la actividad en la mina con malas infraestructuras que dificultan la atracción de otras actividades de diversificación y, por tanto, la reindustrialización de estas zonas es más difícil.

En cuanto a las ayudas públicas que recibe la minería, del carbón, hay que decir que estas ayudas están autorizadas por la Comisión Europea en sus directivas 2064/86 CECA y la 3632/513, de 28 de diciembre, que sustituyó a la anterior y está en vigor hasta el año 2002, periodo de vigencia del Tratado CECA y que probablemente después de dicho año se continúe autorizando la subvención del carbón autóctono.

Esto significa que todos los países miembros de la UE están autorizados para subvencionar su propia minería del carbón sin más requisito que estas ayudas sean regresivas en el tiempo. Así lo hacen y han hecho los países que tienen carbón como Francia, Portugal, Bélgica, Alemania, Reino Unido y España. Unicamente el Reino Unido, en los últimos años, decidió con una política conservadora y ultraliberal no subvencionar su minería del carbón, cerrando prácticamente casi todos sus pozos. Pero no hay que olvidar que el Reino Unido es :el único. país con excedentes de energía propia (petróleo, gas y carbón).

Las ayudas directas a la producción, que cada país viene dando en, los últimos anos según los informes anuales de la Comisión Europea, demuestran, que en pesetas por tonelada producida, es España el país que menos ayudas ha dado en 1993 (3.075 pesetas por tonelada), exceptuando Bélgica, que cerró su último pozo y el Reino Unido que no. subvenciona su carbón. Es decir, que la minería del carbón española recibe, menos ayudas del Gobierno que la minería de los otros países comunitarios reciben de los suyos.

En determinados sectores estratégicos, los Gobiernos apoyan a sus industrias y las subvencionan. Tanto en España como en otros países, incluso en Estados Unidos, Australia y África del Sur, la minería del carbón tiene subvenciones encubiertas.

También existen otras ayudas que se derivan hacia el sector eléctrico y que pagamos todos los consumidores de energía eléctrica, en el recibo de la luz, y que la opinión pública no conoce bien. Ingentes cantidades de dinero van dedicadas cada año a las compañías eléctricas y fundamentalmente al sector nuclear, sin que los afamados articulistas, que estos días han puesto de manifiesto las ayudas al carbón,. digan nada de estas aya das que reciben las compañías eléctricas.

Alguien, sin embargo, de buena fe se puede plantear si el carbón es estratégico en la necesidades energéticas de un país.

Uno de los eslabones más débiles de cualquier política energética es la vulnerabilidad por el grado de dependencia externa y su ligazón con los problemas políticos internacionales que origina, sobre todo, en países como el nuestro con un alto porcentaje de dependencia energética de terceros países.

Desde 1986, en que nuestra dependencia en energía primaria era del. 54,8 5%, se ha ido incrementado ésta hasta situarnos en 1993 en un 67,8% de dependencia energética, fundamentalmente por el carbón de importación, petróleo y gas. Las previsiones realizadas en el PEN por el Gobierno, de cara al año 2000, situarían esta dependencia (de no corregirse a tiempo, la destrucción de nuestro carbón autóctono y el importante incremento de gas previsto) en tomo al 74%.

Desde la crisis energética de 1973 y posteriores conflictos (crisis en Oriente Próximo, Guerra del Golfo, etcétera) todos los Gobiernos occidentales tomaron precauciones, tratando de reducir sus, consumos petrolíferos, diversificando su mix energético y potenciando sus recursos autóctonos. Muchos países volcaron sus esfuerzos en la minería del carbón y en sus recursos hidráulicos.

Estos fantasmas del pasado no se han desvanecido aún y todavía los interrogantes e inestabilidades políticas, en algunas zonas abastecedoras de energía, a occidente, no han desaparecido, si no que al contrario surgen nuevos problemas (integrismo, nacionalismos, etcétera), por lo que cualquier política energética debe contemplar con mucha cautela este panorama internacional.

En la situación actual una política energética eficaz debe tener como objetivo primordial la garantía de suministro y, abastecimiento energético, teniendo, por tanto, en cuenta los. recursos autóctonos y procurando que no se alejen demasiado de la competitividad internacional. Al mismo tiempo, la política energética debe estar basada en una diversificación adecuada que garantice los objetivos citados. Es decir, la garantía de suministro, incluyendo los recursos autóctonos y la búsqueda de competitividad a escala internacional.

España dispone de abundantes reservas de carbón, cifradas para más de 150 años. En la actualidad, la producción nacional es insuficiente debido a la política de recorte y ajuste que el Gobierno ha realizado en estos últimos años. Las importaciones han ido aumentando: en 1990 se importó el 22%, en 1991 el 27,7% y en 1992 el 32,2% del total consumido era de importación.

Si no se evita esta política de ajuste en el carbón, nuestra dependencia energética aumentará consederablemente en el años 2.000 y en el próximo siglo.

Por tanto, una política energética adecuada debe tener en consideración la utilización del carbón autóctono, aunque nos cueste dinero público, ya que es un factor de garantía de abastecimiento, es un factor de diversificación y aminora la dependencia energética externa. Al mismo tiempo que produce una supervivencia económica en las comarcas mineras que históricamente han vivido del monocultivo del carbón. El hundimiento económico de estas comarcas mineras sería muchísimo más costoso al Estado por razones económicas, sociales, emigración, infraestructuras, problemas conflictivos, etcétera, que mantener las ayudas a la minería del carbón. De ahí que éste deba ser considerado un recurso estratégico.

Por último, desde la. impotencia, dolor e indignación que supone un accidente tan grave como el de los pozos San Nicolás, Cadín y tantos otros, exigimos con firmeza el rápido esclarecimiento de las causas que lo provocaron y analizar en qué se debe mejorar. la seguridad en nuestras minas para que abandonemos el desgraciado y lamentable liderazgo de accidentabilidad en la minería entre los países de la Unión Europea.

Rafael Varea Nieto es responsable de Minería de la Federación de minerometalúrgica de Comisiones Obreras.

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