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Feliz domingo

Juan José Millás

Vives con el corazón en un puño. Por un lado está la emisión de dioxinas que uno no sabe lo que son, pero lo cierto es que cuando se empieza a dudar sobre si una cosa mata o no mata, al final resulta que sí, que mataba, porque hay una ley cósmica según la cual si algo malo puede suceder, sucede, sobre todo si se empeña el Partido Popular. Así que los vecinos de Rivas Vaciamadrid lo tienen crudo con Valdemingómez. Aquí las incineradoras y los aeropuertos se construyen donde más achicharran, para que el personal esté movilizado todo el día y no piense en cosas feas. Además, España carece todavía de legislación sobre emisión de dioxinas en incineradoras de residuos urbanos, de manera que van a poner, un decreto. Uno tampoco sabe lo que es un decreto, pero aún así, si le dieran a elegir entre decreto y ley se quedaría con la última por una cosa de reflejo condicionado (a Franco le gustaban los primeros más que a un tonto un lápiz). Por eso.El concejal de Medió Ambiente de Madrid, Adriano García Loygorri, del PP, dice que no tendría ningún inconveniente en trasladarse a vivir junto a la incineradora de Valdemingómez para demostrar que las emisiones no le perjudican, pero añade a continuación que prefiere su casa en la avenida del General Perón. Se entiende, por lo de Perón y por lo de general. Entre tanto, los científicos dudan sobre los efectos carcinógenos de las dioxinas en los seres humanos, aunque ya han demostrado su carcinogenidad (¿estará bien dicho?) en las ratas, cuyo universo moral hace esquina con el nuestro. Entre tanto, un informe de la Unión Europea señala que el único efecto probado de las dioxinas en el ser humano es una enfermedad de la piel llamada cloracné. Uno no sabe qué es el cloracné, pero si te produce prurito es mejor que no lo tengas. Rosa Posada y Ruiz-Gallar ón tienen el prurito de no haber cedido a ningún tipo de presión en los cambios del Gregorio Marañón, pero están todo el día rascándose. Y no hay pomada que lo alivie.

Otro peligro posible de las dioxinas, por lo visto, es el cáncer de hígado, del que, tenemos más información: nos atrae mucho la glándula hepática por grande, por irregular, y por su color rojo oscuro. Ya lo hemos dicho alguna vez: este órgano es la metáfora perfecta de Madrid. Si nos hubieran encargado el diseño de su bandera, en lugar de las estrellas habríamos puesto un hígado. Esta ciudad es grande, irregular y está llena de coágulos de color rojo oscuro, como los que mataron a David Martín Martín, 21 años, después de que "unos chicos normales", según la expresión del suboficial de la policía de Arganda, le machacaran la cabeza. Descanse en paz. El hígado está situado en el hipocondrio derecho, aunque nos daría igual que lo hubieran colocado en el izquierdo, porque del hipocondrio, como de los decretos, las toxinas y el cloracné, no sabemos nada a pesar de ser devotamente hipocondriacos.

Lo que sí sabemos es que el hígado es la víscera de donde sale la bilis, ese líquido amarillero o verdoso, de sabor amargo, que te llega a la boca cuando estás más quemado que una incineradora de residuos urbanos. Y eso es lo que les pasa a los militantes del PP en el Gregorio Marañón, que están quemados; es decir, que además de prurito tienen bilis. Y no es para menos, porque es que ni Ruiz-Gallardón ni Rosa Posada se han acercado a hablar con ellos después de que en la campaña electoral se dedicaron a hacer bulto y poner sellos, eso dicen. Quieren, entre otras cosas, que el presidente de la región reciba una vez al mes a los trabajadores del hospital vinculados al PP. Pero Ruiz-Gallardón tiene que recibir también a un consejo cultural de 200.000 intelectuales que le ha preparado Villapalos. No puede estar todo el día recibiendo.

Vive uno con el corazón en un puño en esta ciudad hepática. Si no te matan las dioxinas, te amarga la vida. el cloracné. O te apalean unos chicos normales. O te rompen el tímpano los aviones. Todo eso por un lado, pero es que, por el otro, etcétera. Feliz domingo.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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